Eduardo Tamayo reconoció ayer que nunca protestó ante la dirección de la Federación Socialista de Madrid (FSM) por el acuerdo que su partido estaba negociando con IU para formar un Gobierno de izquierdas en la comunidad. El tránsfuga socialista, que plantó a su grupo el 10 de junio y provocó la mayor crisis institucional de la autonomía madrileña, admitió ayer ante la comisión de investigación parlamentaria que asistió en silencio a dos reuniones para hablar sobre la negociación y faltó a otras dos en las que se detalló la marcha del pacto.

La batería de preguntas de los portavoces del PSOE e IU apenas hicieron más mella en el diputado. Aunque respondió durante más de ocho horas, no se salió del guión que sigue desde el 10 de junio, cuando abortó un gobierno de Rafael Simancas. El tránsfuga se escudó en problemas de cuotas de poder dentro de la Federación Socialista Madrileña para explicar su espantada, negó cualquier vínculo con el PP y acusó a su partido de firmar un "acuerdo humillante" con Izquierda Unida que, dijo, precipitó su plante.

Tamayo no ahorró descalificativos para un pacto al que se refirió como "vergonzante", culpó a IU de tener una avaricia de poder "que rompió el saco" y al PSOE de "traicionar al electorado moderado al entregarse a los comunistas". Pero no supo explicar por qué no comunicó su preocupación a los órganos de dirección de la FSM, a los que pertenecía.

El tránsfuga culpó a Simancas y al secretario de organización del PSOE, José Blanco, de incumplir un pacto con la corriente Renovadores por la Base, a la que pertenecía Tamayo antes de ser expulsado del PSOE. Según su relato, la cúpula socialista le había prometido a ese sector una cuota del 40% en el ayuntamiento y el Gobierno de Madrid.

PRIMERA COMPARECENCIA Tamayo abrió ayer las 26 comparecencias que escuchará la comisión de investigación hasta el 31 de julio. PSOE e IU insistieron en detallar las numerosas llamadas que cruzó Tamayo con José Esteban Verdes --abogado, militante del PP y esposo de la concejal popular en Madrid Paloma García Romero-- y con el constructor Francisco Bravo, también del PP.

Tamayo dijo que sólo trató con ellos de "temas personales y profesionales", y negó cualquier relación entre el intenso tráfico telefónico y su traición. Ante la insistencia de los demandantes por saber el contenido de las conversaciones, respondió: "Si era domingo y había corrida, hablamos de toros". Reconoció que encargó a Verdes el recurso para quedarse su acta de diputado.