Aquello no fue un rotundo. El pasado 15 de diciembre, reunido con los barones, Alfredo Pérez Rubalcaba desplegó su calendario para la renovación del partido. Las primarias para elegir al próximo candidato a las generales, indicó, no serían antes de un año y medio y, en todo caso, siempre después de las elecciones europeas, que se celebrarán en mayo del 2014. Salvo el madrileño Tomás Gómez, que pidió la dimisión del secretario general, todos los líderes territoriales se mostraron de acuerdo. Pero no fue un cierre de filas. Se trató, más bien, de un por el momento. Y ahora, cuando la autoridad del secretario general pasa por su peor etapa (rebeldía de los socialistas catalanes y gallegos y fiasco en Ponferrada), esa agenda amenaza con romperse.

Los socialistas viven en una permanente evaluación de su líder y siguen sin cerrar la división que se plasmó en el último congreso, cuando Rubalcaba ganó por muy poco a Carme Chacón. Sin embargo, la mezcla de la apuesta de Pere Navarro por el derecho a decidir, la convocatoria del PSdG de unas primarias para elegir a su nuevo líder sin la autorización de Rubalcaba, y muy en especial lo ocurrido en el municipio leonés, donde el PSOE pactó con un acosador (Ismael Álvarez, el del caso Nevenka) y después se echó atrás ante las múltiples voces en contra dentro del partido, han desatado las prisas.

EL CONGRESO Hay impaciencia y hay nervios, pero no muchas soluciones y, en medio de la marejada, los que coinciden con Rubalcaba en que la renovación requiere calma o están callados o son un misterio, como Andalucía, la federación más fuerte. Los que más hablan, y cada vez son más, dan vueltas a la tesis de que el secretario general no conecta y urgen a celebrar las primarias o incluso un congreso extraordinario. O las dos cosas. Primero la elección del candidato y después la del nuevo líder, para evitar una bicefalia que tan malos resultados dio con Josep Borrell y Joaquín Almunia. Lo que sea, pero ya.

"Nadie duda de que sacaremos un muy mal resultado en las europeas, y entonces, si no tenemos aún un candidato a las generales, el partido no va a pedir unas primarias, sino un congreso extraordinario para relevar a Rubalcaba", explica un dirigente territorial. Ni la idea de que el jefe de la oposición ha asumido ya que no será candidato, algo que él sigue sin confirmar --"Dios dirá", suele responder--, parece serenar a los más asustados y deprimidos.

Además de Carme Chacón, que no ha tirado la toalla, se ven movimientos a favor del exlendakari, Patxi López, y se ratifican las apuestas de algunos sectores por Eduardo Madina. La deriva soberanista del PSC resta puntos a la exministra de Defensa, pero ella se distanció de la votación sobre la consulta en el Congreso de los Diputados y ha vuelto con fuerza al debate público. López podría contar con el visto bueno del secretario general, aunque algunos rubalcabistas dudan de que el secretario general apoye ahora los movimientos del exlendakari. "Patxi está dispuesto a presentarse. Tanto si cuenta con la bendición de Alfredo como si no", señala un dirigente próximo a López, al que el mal resultado en las elecciones vascas también le quita posibilidades. Madina es el que despierta menos animadversiones en el conjunto del partido, pero él se mantiene quieto, algo que suscita asimismo el recelo de algunos dirigentes, que le afean su incapacidad para "pringarse".

ANDALUCÍA La clave puede estar en Andalucía. Es la federación más importante y la única con Asturias que tiene gobierno autonómico. Pretende ser decisiva en cualquier decisión. Su líder, José Antonio Griñán, apoyó por personas interpuestas a Chacón en el último congreso,