Las tropas extranjeras no estadounidenses desplegadas en Irak ya tienen una base legal para continuar en el país cuando expire el mandato de la ONU el próximo día 31. El Parlamento iraquí aprobó ayer, por una mayoría muy amplia, la resolución que autoriza al Gobierno a firmar los acuerdos bilaterales pertinentes con Gran Bretaña, Australia, y un puñado de otros países (El Salvador, Rumanía y Estonia) que aún mantienen pequeños contingentes militares en el país árabe, y a los que se suma además una misión de la OTAN.

"Autorizamos al Gobierno a que adopte todas las medidas necesarias en relación a las tropas extranjeras distintas a las fuerzas de EEUU", señaló el vicepresidente del Parlamento, Jalid al Attiya.

La votación, que había sido aplazada el lunes porque la cámara quedó sumida en una crisis a causa de las provocaciones del presidente de la institución, Mahmud Mashjadani, pudo realizarse finalmente ayer, después de que Mashjadani dimitiera, como le habían exigido los diputados chiís y kurdos. Los parlamentarios se habían quejado de los malos modales del presidente y de los insultos que les había dedicado en las últimas sesiones.

El Gobierno deberá ahora firmar los acuerdos con los citados países y con la OTAN antes del 31 de diciembre. Hace algunas semanas, EEUU e Irak ya firmaron un pacto que permite a las tropas estadounidenses --unos 140.000 soldados-- permanecer en el país hasta el 2011.

El Reino Unido mantiene todavía 4.100 soldados en Irak. El primer ministro británico, Gordon Brown, confirmó la pasada semana que Londres comenzará a retirar sus tropas el próximo mayo y todo el contingente habrá abandonado el país a finales de julio del 2009.

La turbulenta historia de Irak en las últimas décadas ha provocado una fuga de cerebros que dificulta la reconstrucción y buena marcha del país. Por eso, el Gobierno apeló ayer a los profesionales exiliados a que regresen a Irak ahora que las condiciones de seguridad han mejorado en comparación con los últimos años.

"El país no puede construirse sin vosotros", afirmó el primer ministro, Nuri al Maliki, en una conferencia que busca el regreso de los exiliados. Según el Gobierno, 350.000 iraquís que viven en el extranjero poseen titulaciones. Pero no parece que la idea del retorno suscite entusiasmo. "Me lo tomaré con calma y me lo pensaré cien veces antes de volver", afirmó Ahmed Musa, un profesor que vive en Noruega.