Negros augurios planean, una vez más, sobre el suministro de gas a Ucrania, y por ende, a un gran número de países de la UE. Gazprom, el monopolio del gas ruso, acusó ayer a Kiev de no pagar las cantidades estipuladas en concepto de adelanto, y amenazó con interrumpir el suministro de esta fuente de energía al país vecino en dos días en el caso de que no haya abonos financieros suplementarios. "Esta situación crea importantes riesgos para el tránsito de gas hacia Europa", advirtió el presidente de la compañía, Alexei Miller, en una rueda de prensa celebrada en Moscú.

El enésimo motivo de fricción entre el monopolio gasístico de Rusia y las autoridades ucranianas reside en esta ocasión en si éstas deben hacerse cargo o no de la factura del consumo de gas en las regiones rebeldes de Donetsk y Lugansk. La pasada semana, Kiev interrumpió los envíos de gas a las áreas insurgentes, a lo que Moscú respondió suministrando esta fuente de energía de forma directa, al tiempo que sugiriendo que el pago sería incluido en la factura que se presentara ulteriormente a Kiev. Ucrania, por su parte, insiste en que no sufragará los envíos de gas a las zonas del este, ya que emplean gasoductos fuera de su control. "Naftogaz (compañía gasística ucraniana) no considera posible pagar nuevos avances para el suministro de gas ruso hasta que reciba suficientes garantías del estricto cumplimiento del contrato con Gazprom", flageló la compañía en un comunicado. Naftogaz acusa a Gazprom de apropiarse de gas por el cual ha pagado ya, es decir de enviar solo 47 millones de metros cúbicos de los 114 millones abonados por adelantado

El pasado año, las diferencias entre Ucrania y Rusia sobre política de precios empujaron a este último país a cerrar el grifo del gas durante buena parte del verano y del otoño. El estado del este europeo, desgarrado por la guerra, logró sortear la crisis explorando nuevas yacimientos de gas y recibiendo dinero desde otros países de la UE para diversificar fuentes de aprovisionamiento.

INQUIETUD Y PREOCUPACIÓN Este enésimo episodio de la eterna guerra del gas que disputan Ucrania y Rusia diseminó inquietud y honda preocupación entre los ministerios de Exteriores de los Veintiocho. La Comisión Europea garantizó en que los suministros de gas ruso a la totalidad de la UE no serán afectados por la última crisis entre Kiev y Moscú. "El tránsito no ha sido para nada afectado por la situación en el este de Ucrania", proclamó la portavoz comunitaria para la Energía, Anna-Kaisa Itkonen.

Las periódicas crisis gasística entre Moscú y Kiev carecen del dramatismo de los episodios de antaño. Los seis meses en que se interrumpió el suministro el año pasado no supusieron ningún altibajo en las importaciones europeas. Un tercio del gas consumido en Europa procede de Rusia.