“Siempre voy a respetar la voluntad popular, cualquiera sea el resultado”. Cristina Fernández de Kirchner se tomó cinco días para aparecer en público y hacer referencia a unas elecciones en las que el candidato opositor, Mauricio Macri, quedó en posición inmejorable de cara a la segunda vuelta del 22 de noviembre. Sin nombrarlo a su delfín Daniel Scioli, la presidenta pidió el voto para el proyecto político que se inició en 2003 y, dijo, corre peligro de finalizar el 10 de diciembre. La presidenta llamó a la militancia a ir casa por casa a explicar lo que está en juego. “No se elige solo un Presidente, se elige un modelo de país”. A su vez, dejó una advertencia. “No es un interés personal, mi interés es colectivo. Yo no soy candidata a nada. Me voy a ir a mi casa, pero cuando lo haga no quiero ver que el país se desmorone”, dijo.

La presidenta felicitó a Maria Eugenia Vidal, quien venció en las elecciones en la provincia de Buenos Aires y el 10 de diciembre asumirá como la primera gobernadora de la historia del principal distrito del país. Pero acto seguido criticó a la coalición que representa por haber agitado el fantasma del fraude en vísperas de la primera vuelta en la que Scioli, que pensaba, en el peor de los escenarios, ganar por ocho puntos de ventaja, y terminó siendo ganador por apenas 2,5 puntos. “Qué curioso que cuando los resultados son mejores que los esperados, como por arte de magia desparecen todas las denuncias. No había problema de fraude, había temor a no alcanzar la voluntad popular”, dijo CFK.

“A la ciudadanía no le debemos palabras en un debate, le debemos sinceridad y que nadie se disfrace de lo que no es”. Fernández de Kirchner se refirió de manera elíptica a Macri, el candidato de la coalición de centro derecha, Cambiemos, quien en campaña electoral ha atenuado su neoliberalismo y prometió mantener “las cosas buenas” realizadas por el kirchnerismo. “No es honesto decir que estás de acuerdo con todo, si meses atrás estaban en desacuerdo”, señaló en referencia a la ley de matrimonio igualitario, la estatización de Aerolíneas Argentinas y de las acciones de Repsol en la petrolera YPF. Recordó en ese sentido que Macri pensaba años atrás que “la homosexualidad era una enfermedad”.

"Nosotros, con nuestros errores, somos lo que somos pero somos. No somos hoy una cosa y otro día otra”, añadió y le pidió a la sociedad no “asustarse” con la confrontación y el debate mientras que se haga de manera civilizada. “¿Qué quieren? ¿El consenso y el silencio de cementerio que teníamos durante la dictadura? No, yo quiero un país de reflexión; que cada uno piense cómo estaba en 2003 y cómo está ahora”.