Horas antes de que Boris Johnson anunciara su dimisión como primer ministro, el Ministerio de Exteriores de Madrid acogía una reunión discreta entre representantes de la Unión Europea y Reino Unido, según han confirmado fuentes diplomáticas a El Periódico de España, medio del mismo Grupo Editorial, Prensa Ibérica, que este diario.

Trataban de limar asperezas para llegar a un acuerdo sobre la situación de Gibraltar tras el Brexit. Novena ronda tras nueve meses de negociación de un Tratado que, sin entrar en consideraciones de soberanía, sirva para crear una “zona de prosperidad conjunta” entre el Peñón bajo control británico y la comarca gaditana de Campo de Gibraltar. Para ello hay que negociar quién y cómo controla la entrada de pasajeros y mercancías o qué impuestos se aplican a los productos una vez que, como se pretende, desaparezca la Verja que separa la colonia de la zona Schengen europea

En ese encuentro han estado representantes británicos y de la Comisión Europea acompañados de técnicos españoles y del ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo. Este “se unió porque le invitó la delegación de Reino Unido”, aseguran las mismas fuentes. Picardo estará en Madrid en principio hasta este viernes, según fuentes gibraltareñas, aunque se desconoce su agenda.

Este es el contexto en el que la diplomacia española ha recibido este jueves la noticia de que el primer ministro británico aceptaba renunciar, tras las incontables salidas de ministros de su Gobierno por falta de confianza. Una dimisión, la de Boris Johnson sin fecha, “en diferido”: la próxima semana se anunciará, ha dicho, el calendario de su salida. En octubre hay un congreso del Partido Conservador británico.

La inestabilidad política en Reino Unido que se espera en los próximos meses supone un varapalo para las negociaciones para el tratado sobre Gibraltar. Para empezar, porque un hecho de semejante calibre histórico tiene que ser refrendado por el jefe del Ejecutivo, y se desconoce cuándo habrá un nuevo inquilino en Downing Street. Además, porque una de las favoritas para conseguir el puesto que previsiblemente dejará Johnson es su ministra de Exteriores, Liz Truss.

La ministra de Exteriores de Reino Unido, Liz Truss. EP

Truss ha sido descrita por la prensa británica como la posible nueva Margaret Thatcher o como la ‘ambición rubia’ del Partido Tory. Ella ha liderado las negociaciones sobre Gibraltar desde que llegó al cargo en septiembre del año pasado, solo unos meses después de que se alcanzara el Acuerdo de Nochevieja (firmado el 31 de diciembre de 2020) entre Reino Unido y España. En él se expresaba la voluntad de las partes y se fijaba el marco del futuro acuerdo. 

Según las fuentes diplomáticas consultadas, una buena parte de los centenares de puntos a tratar está acordada.

Ruptura del acuerdo sobre Irlanda del Norte

El pasado 13 de junio, Boris Johnson, sometido ya a duras críticas dentro de su partido por las fiestas en plena pandemia, anunció la ruptura unilateral del Protocolo de Irlanda del Norte acordado con la Unión Europea tras el Brexit. Ordenó llevar al Parlamento para su aprobación una nueva ley con la que se eliminarán gran parte de los controles aduaneros entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda y el papel supervisor del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. La irritación en Bruselas no se disimuló; Londres rompía un trato que había costado sudor y lágrimas. Para Liz Truss, sin embargo, “acabará con una situación insostenible: los ciudadanos de Irlanda del Norte eran tratados de un modo diferente a los del resto del Reino Unido”. 

Aunque en principio ambas negociaciones, Gibraltar e Irlanda del Norte, son diferentes, los equipos negociadores son los mismos. De un lado, Truss; del otro, el vicepresidente de la Comisión Europea Maros Sefcovic. Costará generar confianza sobre un asunto si se ha roto por completo respecto al otro. 

Pero, además, hay temas comunes en ambas fronteras. Por ejemplo, la jurisdicción del Tribunal de Justicia Europeo (TJUE), que Londres quiere quitar del acuerdo para Irlanda del Norte y que es también línea roja sobre Gibraltar. “No veo ningún papel futuro para el TJUE” en Gibraltar, ha dicho el primer ministro británico, Boris Johnson. 

El ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo. Archivo

Controles laxos en Gibraltar

Otro de los asuntos que quedan en vilo en la situación actual es el de los controles que se están aplicando en Gibraltar en este período de transición. Ahora mismo están siendo laxos, como gesto de buena voluntad de ambas partes. Gibraltar está dejando entrar a los aproximadamente 11.000 trabajadores que van desde Campo de Gibraltar con solo enseñar el DNI. Sin colas en la Verja. España aplica controles similares a los residentes gibraltareños (los que poseen la llamada “tarjeta roja” de identidad). Sin embargo, a los ciudadanos de Reino Unido se les aplican los mismos controles para no comunitarios que cuando viajan a otro país de la Unión Europea. 

Esta semana un grupo de diputados conservadores británicos ha viajado a Gibraltar para investigar sobre esta presunta “discriminación”. Preguntado sobre esta aplicación de los controles Schengen, el ministro británico para Europa, James Cleverly, dijo (antes de dimitir también) que “al final es una decisión de España”.

En este ambiente de incertidumbre política, una de las cuestiones que surgen es durante cuánto tiempo más se va a mantener esta situación excepcional para el control de la Verja. 

Ni el Ministerio de Exteriores ni el Gobierno de Gibraltar ni la embajada de Reino Unido han querido hacer declaraciones a este diario respecto a cómo afecta el cambio de Gobierno.

El camino que va desde la dimisión anunciada por Boris Johnson hasta la elección de un nuevo primer ministro para Reino Unido va a ser de alta intensidad política. Es de prever que tanto la renegociación del acuerdo de Irlanda del Norte con la Unión Europea como el curso del Tratado para Gibraltar entren en la campaña política previa al Congreso del Partido Conservador.