El presidente de RusiaVladímir Putin, firmó este viernes la anexión de las regiones ucranianas ocupadas de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia. Previamente, esta madrugada, Putin ha reconocido la independencia de Jersón y Zaporiyia, ambas situadas en el sur de Ucrania. La independencia del Donbás fue reconocida dos días antes de lanzar la "operación militar especial" en Ucrania.

"Este es el deseo de millones de ciudadanos y es su derecho", manifestó Putin durante su discurso en una solemne ceremonia en el salón de San Jorge del Kremlin a la que asistieron parlamentarios rusos, miembros del Gobierno, líderes religiosos y gobernadores, así como los jefes prorrusos de los territorios separatistas, donde entre el 23 y 27 se celebraron referendos para anexionarse a Rusia condenados por Kiev y Occidente como "farsas" democráticas. "Su deseo no se va a discutir, Rusia no les va a traicionar", añadió antes lanzar un aviso: "Defenderemos nuestra tierra con todas las fuerzas y medios de los que disponemos y haremos todo para garantizar la vida segura de nuestra gente. En esto radica la gran misión liberadora de nuestro pueblo", afirmó. La semana pasada, Putin aseguró que estaba dispuesto a usar armas nucleares para defender la "integridad territorial" de Rusia.

En el mismo discurso, el líder del Kremlin vertió duras críticas contra Occidente, al que acusó de "dividir el mundo entre sus vasallos y todos los demás". "Según los racistas occidentales, (estos últimos) deberían sumarse a la lista de salvajes", añadió. Y vaticinó el "colapso de la hegemonía occidental" y la entrada del mundo en una fase de "transformaciones revolucionarias" con nuevos centros de desarrollo que cada vez serán más numerosos.

Nord Stream

También culpó directamente a países "anglosajones" del supuesto ataque contra el gasoducto Nord Stream del Báltico. "Las sanciones no son suficientes para los anglosajones, han pasado a un sabotaje increíble (...) habiendo organizado explosiones en los gasoductos", apuntó, para añadir que "prácticamente han empezado a destruir la infraestructura energética europea común". "Lo hizo el que se beneficia, por supuesto", dijo en una referencia indirecta a Estados Unidos.

Tras la proclamación de la anexión, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, anunció su intención de presentar una solicitud de ingreso en la OTAN por el procedimiento de urgencia. A su juicio, Ucrania ya está "de facto" de camino a convertirse en miembro de la Alianza Atlántica y ha demostrado su "compatibilidad" con sus estándares militares. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, evitó dar una respuesta a Zelenski y, tras reiterar su compromiso con el país eslavo, recordó que "la decisión sobre el ingreso debe ser tomada por los 30 aliados".

La Unión Europea condenó de forma enérgica e inmediata el paso dado por Putin y señaló que "Rusia está poniendo en peligro la seguridad mundial". "Nunca reconoceremos esta anexión ilegal", subrayaron los Veintisiete jefes de Estado y de Gobierno de la UE en un comunicado conjunto de extrema dureza, informa Silvia Martinez. El presidente de EEUU, Joe Biden, también rechazó el "intento fraudulento" de Moscú de sumar territorio ucraniano y acusó al presidente ruso de "violar la ley internacional". La víspera, el secretario general de la ONU, António Guterres, calificó la anexión como una "peligrosa escalada" que compromete las perspectivas de paz

Alegría contenida

Tras el acto en el Kremlin, Putin y los líderes de los territorios anexionados participaron en el evento de exaltación patriótica organizado en la plaza Roja para conmemorar la anexión. "Fue Rusia la que creó la Ucrania moderna regalándole sus propios territorios, junto con su población, sin preguntarles qué querían. Cuando la URSS se hundió pasó lo mismo", dijo el presidente.

En los alrededores de la céntrica plaza, se instaló un enorme dispositivo policial -compuesto por diferentes fuerzas de seguridad como la Rosguardia, los antidisturbios de OMON, policía local y personal del Ministerio de Emergencias- para controlar cualquier intento de ataque. Numerosos furgones policiales se encontraban aparcados al lado del famoso Teatro Bolshói, listos para llevarse a cualquier delincuente o manifestante que quisiera aguar la fiesta al oficialismo ruso. En calles un poco más alejadas del Kremlin, la vida seguía como un día más.

Cerca de la céntrica plaza llegaron por la mañana autobuses llenos de estudiantes y trabajadores públicos. La mayoría rechazaban hablar con la prensa, incluso alguno con malos modales, pero unos estudiantes, Liza y Nikita, sí aceptaron hablar con El Periódico. Cuando se les preguntó por qué habían acudido, se miraron y dudaron. "¿Quieres una respuesta sincera?", repreguntó Liza. "Nos prometieron créditos universitarios", respondió Nikita. Eso implica que por haber asistido a este evento tendrán una asignatura aprobada sin necesidad de pasar exámenes, entregar trabajos o asistir a clase. Uno de los pocos que sí iba vestido para la ocasión era Vladímir, un hombre de mediana edad que defendía que "Rusia recuperó los territorios que le pertenecen legítimamente". "Apoyo a nuestro Ejército porque lucha contra el fascismo estadounidense", añadió. Además de llevar un cartel con el lema "Nosotros con el presidente", portaba una bandera con los colores de San Jorge (naranja y negro) y otra de la Unión Soviética.