La séptima edición de los premios Ebrópolis a las Buenas Prácticas Ciudadanas, otorgado el 10 de diciembre en el Paraninfo de Zaragoza, recayó en un proyecto de la Fundación Picarral centrado en el apoyo a personas con inteligencia límite, mientras que la mención especial fue a parar al Centro Penitenciario de Daroca.

En esta edición, se ha presentado al galardón un número récord de candidaturas: 58 en total. En su mayor parte proceden de áreas tan variadas como la educación, la sanidad y la integración de colectivos con dificultades, aunque también han concurrido proyectos medioambientales y de participación ciudadana. La novedad de este año ha sido la presentación de ideas para promover un consumo responsable.

"El propósito de este premio es construir una ciudad mejor", afirmó Manuel López, rector de la Universidad de Zaragoza, que presidió el acto junto con Manuel Blasco, concejal de Fomento del Ayuntamiento de Zaragoza, quien se congratuló de la "continuidad" de una iniciativa que revela "la vitalidad de la ciudadanía zaragozana".

El objetivo del Premio Ebrópolis, que va adquiriendo un gran prestigio con los años, es reconocer la labor realizada día a día por los numerosos colectivos que conforma el tejido social de la capital aragonesa.

Y lo cierto es que los aragoneses responden a este reto, como lo demuestra el hecho de que en esta edición se ha batido el récord de proyectos presentados.

El ganador recibió un diploma acreditativo, una escultura original del zaragozano Alonso Márquez y 6.000 euros que se entregaron en forma de equipamiento. María Teresa Soro recogió el premio en nombre de la Fundación Picarral, al tiempo que Javier Mesa Lamaré, del centro penitenciario de Daroca, recibió la mención especial.