Alba Jiménez, zaragozana de 26 años, trabaja en Berlín, en una empresa que se dedica a diseñar aerogeneradores, un campo "bastante desarrollado en España", pero en el que difícilmente podría asumir la responsabilidad que tiene en su puesto actual. "Yo estoy en la parte de construcción, donde se hace el diseño de la parte mecánica, desde la torre al rotor y sus componentes", explica. Su labor la ha llevado ya a diversos países del mundo, como Corea del Norte.

El suyo fue un camino casi casual en la búsqueda de empleo, pero en su caso ha terminado muy bien. "Llegué hace cuatro años, al terminar la carrera y el proyecto --explica--. Luego me quedé a buscar trabajo, lo que me costó algunos meses, porque era el 2008 y la crisis también se notó. Pero desde entonces estoy en la misma empresa", concluye. Asegura que en su caso no se trató de sueldo, sino de "conocer otras culturas", ya que de hecho la capital no es donde más se cobra trabajando de ingeniero.

Pero también admite que su experiencia en el extranjero "ayudaría a encontrar trabajo en España. Supongo que si volviera tendría un puesto, aunque no sé cuánto tardaría en encontrarlo". Lo que sí sabe es que, "al menos a Berlín, siguen llegando españoles buscando trabajo".