Dice que las dos cosas que más le gustan son el baloncesto y los niños, así que Paola Mercadal es feliz entrenando a pequeñas jugadoras de entre 5 y 12 años en el Doctor Azúa y el Stadium Casablanca y dirigiendo la escuela de baloncesto del club del canal. Las canastas forman parte de su vida desde los nueve años, cuando comenzó a jugar en el colegio, pasando por los 14 años que fue jugadora profesional, siempre en Zaragoza, hasta ahora, que a todas esas labores con la base añade también una nueva faceta como comentarista de los partidos del Casademont femenino en Aragón TV.

En el colegio le encaminaron hacia el basket por sus centímetros y después Alfonso Alonso se fijó en ella en una de aquellas Operaciones Altura que hacían los clubs buscando futuras estrellas. Así entró en el Banco Zaragozano. Después pasó por El Olivar y el Stadium Casablanca, hasta que, con 18 años, la reclutó el Mann Filter recién ascendido a la Liga Femenina, recuperando así la élite para el baloncesto femenino zaragozano. «Cuando el equipo ascendió a Liga Femenina me llamaron para formar parte del proyecto y con 18 años entro para ser profesional con el Mann Filter. Ya me pagaban por jugar. Estuve ocho años y, cuando desapareció, me fui al Stadium Casablanca, que estuvimos en LF-2 y ascendimos a Liga Femenina», repasa Paola. Ahí lo dejó, con 31 años, para tener a su segundo hijo. Los dos son más que aficionados al baloncesto, juegan y no se pierden un partido.

Mercadal compaginó siempre el baloncesto con los estudios. «No me planteé nunca irme fuera porque estaba estudiando aquí y para mí los estudios eran muy importantes porque sabía que de esto no iba a vivir. Puedes vivir mientras estás jugando, pero una vez que dejas de jugar sabes que esto se para y tienes que tener algo. He hecho dos carreras y como estaba estudiando y podía jugar aquí en la máxima categoría y cobrando pues no me planteé salir», explica. No solo jugaba, también empezó a entrenar muy pronto. «Me encantan los niños. Una de las carreras que he hecho ha sido magisterio. Me acuerdo de que llevaba a entrenar a mi hermano con mis padres a El Olivar y me quedaba a ver los entrenamientos. Hasta que la entrenadora, Conchi Navío, una histórica, me dijo ‘vente conmigo y así empiezas a entrenar’. Así empezó todo, con 18 años. Y no he parado», indica.

Ahora lleva varios equipos y dirige la escuela de baloncesto del Stadium Casablanca. «Entreno a alevinas y benjaminas y estoy en el Doctor Azúa al mediodía y ahí entreno a niñas de cinco y de seis años. Me gusta la canasta mini, hasta los doce años. Las mejoras las ves día a día, es una pasada, son muy agradecidos, te escuchan muchísimo», apunta. La escuela ha crecido bajo su mando, con los niños y niñas empezando desde los cuatro años. «Hacemos cosas muy simples con los peques y los diferenciamos por edades, tenemos tres grupos. Cada año está yendo mejor. Al principio había 20-25 y ahora tenemos 90 niños apuntados. Mi labor más que nada es organizar a los entrenadores, no mando ni nada, pero como vienen muchos entrenadores jóvenes pues indicarles qué ejercicios son los más indicados para los más pequeños, y estar en contacto con los padres», señala.

Su faceta más nueva es también la más inesperada, comentarista en Aragón TV. «Era algo que me creía incapaz de hacer porque soy muy vergonzosa. Pero me lo propusieron el año pasado y mis hijos me dijeron, ‘mamá, pues prueba a ver’. Y la verdad es que me ha entrado el gusanillo y me está gustando», dice Paola.