Una fiesta cada 19 días para celebrar el fin de un mes y el comienzo de otro. Así lleva los años, compuestos de 19 meses, Carmen Montoya, una ciudadana que cree en la fe bahá’í y la practica desde hace 20 años en Zaragoza. «Conocí esta religión cuando era pequeña, ya que un amigo de la infancia pertenecía a esta comunidad. Más adelante, estuve leyendo e informándome sobre esta comunidad y tras 10 años, decidí convertirme en practicante», explica.

Este año, la comunidad bahá’í celebra su 200 aniversario desde su creación en Persia. «Esta religión trata de unir a todas las creencias y comunidades pero respetando cada tradición y cada norma propia», indicó Montoya. Se creó en Persia, en 1817, fundada por Bahá’u’lláh, al que llamaban padre de los pobres, por su implicación en obras benéficas. «Todas religiones se basan en los mismos conceptos y Dios manda un mensajero cada mil años», detalla Montoya, quien añade que es una comunidad relativamente «joven», ya que nació hace 200 años, «cuando las demás tienen mucho más recorrido».

Todos los integrantes cambian de cometido cada año y «nadie es más que nadie», dice. «No es como en otras religiones, no hay clero ni ministros de culto como tales», aclara Montoya. Esta religión suma fieles en Aragón desde hace 25 años, cuando se instaló el primer centro bahá’í en Zaragoza. Esta comunidad está formada en estos momentos por unos 200 miembros en Aragón y en España cuenta con 5.000.

Con motivo de su bicentenario, en Aragón se han organizado varias actividades a finales de mes y se ha editado un libro.