La comarca de La Jacetania conserva dos de las variedades lingüísticas más antiguas del territorio aragonés, el cheso y el ansotano. Preservadas hasta la actualidad en el área de Los Valles jacetanos gracias al trasmisión oral de padres a hijos, ahora van a tener un aliado para lograr que su futuro sea más alentador, a la vez que servirá también para potenciar el conocimiento del aragonés en aquellas localidades que se muestren interesadas.

Esa es la filosofía con la que se ha firmado un convenio entre la comarca de La Jacetania, Ligallo de Fablans de L´Aragonés y los ayuntamientos de Ansó, Artieda, Hecho y Canfranc. A través de aulas y talleres, se imparten cursos de ansotano, cheso y fabla, con la idea de "apuntalar lo que tenemos, no recuperar", según señala Feliciano Martínez, coordinador de Ligallo de Fablans.

60 HORAS LECTIVAS En total, en cada municipio se impartirán 60 horas lectivas, en dos posibles niveles y enfocadas exclusivamente a la población adulta, ya que el objetivo es "afianzar el modo de transmisión oral de padres a hijos en que estas lenguas se han ido difundiendo", apuntaron desde Ligallo.

El acuerdo, el segundo de estas características existente en la comunidad aragonesa --en el Alto Gállego desde el año pasado se imparten estas clases en Biescas y Sabiñánigo-- es, a los ojos de los responsables municipales implicados, "un reconocimiento del patrimonio lingüístico existente en la comarca, sobre todo del valle de Hecho y Ansó", señala el alcalde ansotano, Enrique Ipás.

La idea ha sido, según explicó el presidente de la comisión de cultura de La Jacetania, Alfredo Solano, "formalizar un convenio con aquellos municipios que ya contaban con esta oferta, como es el caso de Canfranc y Artieda, o con aquellos municipios que por sí mismos conservaban su propia variedad ligüística, Ansó y Hecho, donde se ha comenzado este año".

Sin embargo, Solano comentó que "si en años sucesivos hay algún otro municipio que se quiera sumar a esta iniciativa, desde la comarca estaremos dispuestos a colaborar". Según los términos del acuerdo, la comarca destina 4.000 euros en total para sufragar los gastos, mientras los consistorios facilitan las instalaciones e infraestructura que sean necesarias, y Ligallo se ocupa de los aspectos más relacionados con la enseñanza.