La Audiencia Provincial de Zaragoza juzgó ayer, a puerta cerrada, a un hombre al que su expareja acusa de agredirla sexualmente, mientras ella dormía. El encausado se enfrenta a penas de entre 6 y 10 años de prisión que solicitaron la abogada de la acusación, Elena Gabarre, y la Fiscalía, respectivamente.

El procesado, G. G. C., de 31 años, solo admitió que la besó aprovechando que se había quedado a dormir en la casa de ella, pero que en ningún momento le introdujo los dedos en su vagina. Por su parte, la encausada rememoró el calvario que sufrió al verse sorprendida con su anterior novio encima. Consiguió zafarse de él y llamar a la Policía que acudió a su auxiliarla. La cama en la que se produjeron los hechos, presuntamente, llegó a romperse. Los forenses, por su parte, destacaron que tenía lesiones propias de una defensa.