Me amenazaron. Te dicen que te van a dar una paliza, que te van a matar...ya me dirá usted". Así intentó justificar ayer en la Audiencia Luis Fernando P. G. su cambio de declaración unas semanas después de haber confesado, ante la Policía y en el juzgado, que el 2 de junio del año pasado había agredido sexualmente a una niña de cinco años, a la que introdujo un dedo en la vagina mientras sus padres estaban fuera de casa --los habían alojado a cambio de una obra de reforma-- y su esposa se encontraba en el baño.

"Lo hice por amenazas", insistió la mujer del acusado para justificar su inicial declaración inculpatoria --luego se retractó-- para su marido: le explicó a la Policía cómo la niña le había contado que el acusado la había agredido sexualmente. "Me ha hecho daño con la uña", contó entonces que le había dicho la menor.

Los forenses del IMLA (Instituto de Medicina Legal de Aragón) detectaron en el interior de los labios vaginales de la menor, tras una exploración efectuada dos días después de la supuesta agresión, un hematoma lineal cuyo origen es compatible con la presión de un dedo --aunque no se trata de una erosión causada por una uña--.

LOS PADRES Los padres de la muchacha, por su parte, ratificaron los testimonios incriminatorios que han mantenido a lo largo de toda la instrucción de la causa: llegaron al piso tras hacer unas compras y la esposa del acusado les contó lo mismo que inicialmente le narró a la Policía y al juez.

Tanto la Fiscalía como los padres de la niña, en cuyo nombre ejerce la acusación particular la letrada María Dolores Díez Salinas, reclaman para el acusado una pena de diez años de prisión. El abogado defensor, Óscar Espinosa, solicita la absolución, aunque presentó una calificación alternativa por la que, en caso de condena, esta quede limitada a ocho años de cárcel en aplicación de la atenuante de confesión.

Los forenses, que descartaron que la niña pudiera haberse inventado una experiencia como la narrada, indicaron que esta contó la agresión a numerosas personas para "generar atención" debido a su afán de protagonismo.