Daroca amaneció ayer más soleada que nunca. A los rayos habituales del astro rey se unieron los desprendidos por Sole , la caravana de que ayer aparcó en la localidad conducida por unos anfitriones de lujo, los colaboradores de Greenpeace. Esta vez, el motivo de su llegada e instalación no tenía que nada que ver con ninguna protesta, sino con la divulgación.

Y es que la caravana, que llegó desde Madrid tras acabar una larga gira enseñando las ventajas de la energía solar, tenía como objetivo deleitar a los presentes con la demostración de que "en la vida cotidiana, hay cosas que se pueden hacer sin electricidad, tan sólo con la energía del sol", dijo una de las colaboradoras, Mar Olivar.

Esta iniciativa de Greenpeace está dentro del convenio que la organización y la DGA firmaron con objeto de "sensibilizar de que la energía solar es útil y necesaria para evitar el cambio climático", detallan desde Greenpeace.

Cocinas solares

De estas y otras ideas pudieron ser partícipes los vecinos de Daroca que ayer se acercaron hasta la zona preparada por Greenpeace para ver todo lo que se puede lograr con unos rayos de sol, que no es poco. Junto a la caravana se instalaron dos cocinas solares y dos hornos de caja con los que miembros de la ONG prepararon varios platos que más tarde degustaron los espectadores. Pizzas, pastel, manzanas al horno y hasta choricillos fritos salieron desde los fogones solares con gran éxito.

La iniciativa desarrollada ayer en Daroca está enmarcada dentro de un campo de trabajo organizado por Greenpeace, en el que 16 alumnos universitarios se han preparado desde el pasado día 9 en Gallocanta. Los integrantes del campo de trabajo formaron parte de la labor de difusión entre los vecinos.

Se trata de futuros ingenieros de minas e industriales a los que Greenpeace intenta formar con citas como ésta en el manejo de las energías renovables como complemento a sus conocimientos. La ONG considera que a través de estos especialistas el uso de energías alternativas puede extenderse aún más.

Los veintitrés integrantes del campo de trabajo se alojan estos días en el albergue Allucant de Gallocanta, donde a pocas horas de concluir la experiencia ya se acumulan las valoraciones positivas. "Estamos orgullosos del nivel de conocimientos y sensibilidad de todos los asistentes. Así sí que es posible el enriquecimiento que necesitamos para que las cosas cambien", afirmó Mar Olivar.

En Gallocanta, además, dentro del campo de trabajo, se fabrican estos días colectores solares térmicos para agua caliente y calefacción, que se donarán a la Fundación del Quebrantahuesos.