La Almunia de Doña Godina inauguró este domingo la señalización de una de las juderías más importantes de Aragón. A la cita acudiron más de 300 personas deseosas de conocer los restos que han logrado salvar, ya que la mayoría de las casas del casco histórico se hundieron en las inundaciones de 1731. Sin embargo, sí hay vestigios de su pasado en la trama urbana de este municipio, en la memoria de los nombres de calles y parajes y en la documentación escrita. Así que el ayuntamiento ha decidido señalizar las calles que configuraron el barrio hebreo para que vecinos y turistas puedan recorrerlas y ser conscientes de lo que un día fueron.

La judería de La Almunia se ubicaba en la parte nordeste de la villa, entre las calles del Rosario, Sayas y la Cava y pertenecían a esta zona las de Barriocurto, Terrero, Adobares, Cantarranas y Barrioverde. Después de su expulsión se abrió la calle de la Aceña y el Terrero. Uno de los hechos relevantes de la última investigación realizada ha sido la identificación de la trama de la calle principal de la judería, que desde hace tiempo se encuentra encerrada en una propiedad privada. Todavía es posible distinguir su traza urbana con los viejos muros que la delimitaron.

HISTORIA

El barrio judío lindaba con el muro de la villa y tenía dos carreras con dos cantonadas donde se hacían las citaciones públicas y una plaza que daba a las casas de Juce Francés y Salomón Abendada, a la sinagoga y a la cofradía. Rondaba los 200 habitantes en la segunda mitad del siglo XV, momento previo a la expulsión. Se conocen los nombres de 67 hombres, 19 mujeres y 14 jóvenes incluidos los menores de edad.

El callejero de la judería de La Almunia no diferiría estilísticamente del de sus convecinos cristianos, atendiendo a que dentro de la comunidad hebrea no había ni alarifes ni maestros de hacer casas. Una casa judía tan solo se distingue de una cristiana porque en la entrada estaba la mezuzah. Las casas privadas no eran muy espaciosas, con diferencias muy marcadas entre las pertenecientes a familias acomodadas y las de las más humildes. La sinagoga se localizaba en la plaza de la Judería, en lo que hoy es el ensanche del callejón de la calle Sayas o Callejón de Cristo. En 1486 lindaba con un corral de la aljama y con el corral ubicado en la Machúa.

LAS ZONAS

Se presupone que el cementerio hebreo estaba cerca de la acequia de Gríu, en la partida denominada Fosar de los Judíos, localizada en los alrededores de La Viñaza. Según se sabe, esta localidad no contaba con molinos harineros por lo que debían hacer la molienda en el de Cabañas, el de Ricla o el de la Satzera. El molino de aceite se localizaba en el Barrio Verde y era también compartido por judíos y cristianos.

Hasta hace pocos años funcionó en lesta misma zona un molino aceitero. Según los historiadores, los judíos almunienses no tenían horno propio de cocer pan y utilizaban los de los cristianos, localizados en las inmediaciones de la iglesia de la Orden de San Juan, en la actual calle Adobares y que dieron nombre a la carrera donde se asentaban.

También acudirían a los herreros cristianos, al igual que a los alarifes o a los texares de La Almunia o Ricla. El Concejo de la villa tenía su mesonero, carbonero, cellero y carpintero propios.

En cambio, los historiadores saben que los habitantes de La Almunia sí contaron con un hospital propio, que en 1491 lindaba con las casas de Sento Usillo y de su mujer Ester Cortés, y en 1492 con las casas de Aljohar Cohen, viuda de Jaco Carrillo.