Aragón es la cuarta comunidad española con mayor brecha salarial por género. Así se desprende del estudio presentado ayer por el Consejo Económico y Social de Aragón (CESA), que reconoció que la reducción de esta diferencia está siendo «bastante lenta». En concreto, la brecha en la comunidad está cerca del 20%, un porcentaje que solo es mayor en Cantabria, Asturias y Navarra. Según el organismo, el liderazgo de Aragón se debe a que estas diferencias de sueldos entre hombres y mujeres es superior en los tramos salariales más altos y, por tanto, en las comunidades más ricas del país. Esta tesis se reafirma teniendo en cuenta que Extremadura, Canarias y Castilla La Mancha arrojan las brechas más bajas de España.

«Esas mayores diferencias en los tramos más altos confirma también el llamado techo de cristal, que hace que menos mujeres accedan a puestos de dirección», explicó ayer la coautora del informe y profesora del departamento de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza, Inmaculada García Mainar. El estudio, elaborado también por su colega Víctor Montuenga, se presentó ayer en el salón de actos de la Biblioteca de Aragón.

Tal y como indicó Montuenga, el objetivo fundamental del informe era conocer las causas de esa brecha para a partir de ahí cimentar las posibles soluciones y políticas públicas a implementar. Sin duda, el hecho de que las mujeres aglutinen la mayoría de los contratos a tiempo parcial explica en buena parte esas diferencias salariales. Una parcialidad que es obligada en muchos casos. De hecho, la primera razón esgrimida para trabajar a tiempo parcial es no encontrar un empleo a jornada completa, mientras que el cuidado de niños y ancianos solo representa el 30% de los casos. La mayor temporalidad que sufren las mujeres también explica esta brecha de sueldos.

«Se emplean, en gran medida, en ocupaciones dominadas por mujeres (asociadas con la crianza y el cuidado), caracterizadas por un alto nivel de empleo a tiempo parcial, menores oportunidades de promoción y salarios más bajos», indica el informe del CESA.

Con todo, el estudio pone de manifiesto que hay muchos más factores que explican estas diferencias. Causas que, en muchas ocasiones, tienen más que ver con valores culturales y «estereotipos» fijados en la sociedad desde hace años. «Estos cambios culturales son lentos y deben afrontarse desde muchos frentes; la educación y las políticas de igualdad son fundamentales en este sentido», subrayó García, que incidió en que hay que avanzar «mucho más» en materia de conciliación.

El informe señala a este respecto que existe «una evidencia empírica» en todos los países de que la maternidad genera una brecha en ganancias entre las mujeres madres y las que no lo son y que estas se perpetúan en el tiempo. Así, las interrupciones laborales como consecuencia de bajas maternales o excedencias frenan las carreras profesionales de muchas mujeres. «Todas las medidas que facilitan la maternidad favorecen la igualdad si son utilizadas por ambos sexos y las perjudican si sólo son usadas por las mujeres», asegura el estudio.

El informe ratifica en este sentido que dentro de los trabajadores de 25 a 49 años se constatan diferencias entre los que tienen o no tienen hijos. En el caso de los hombres, el hecho de tener hijos está asociado a una mayor participación en el mercado de trabajo y en las tasas de empleo (11 puntos en Aragón y 15 puntos en España). Sin embargo, los datos muestran que la maternidad sigue siendo desfavorable para la actividad laboral de las mujeres. Así, las tasas de paro son mayores entre las aragonesas con hijos, especialmente las que tienen dos o más, una tendencia que va mejorando con el paso del tiempo.

CURRÍCULUMS CIEGOS / El estudio alude también a una discriminación «sutil» y aboga por implantar «una mayor transparencia» en los procesos de contratación.

El documento analiza además algunas de las políticas públicas que se han implementado para impulsar la igualdad salarial. Según los autores, los más urgente es seguir desarrollando un sistema de atención a la dependencia y la infancia que aporte la cobertura necesaria para que la actividad profesional de las mujeres no se vea tan afectada.

Por otra parte, el informe también apuesta por equiparar en las condiciones de disfrute de los permisos de paternidad y maternidad o de las reducciones de jornada, «de manera que se incentive desde el poder público que hombres y mujeres se acojan al ejercicio del derecho de forma equitativa, igualitaria e intransferible». «Además, vemos necesario que se adopten medidas que permitan un mayor equilibrio en la representación en los puestos de alta dirección», concluyó García.