Hacer Europa, reabrir el Canfranc. Fue el lema con el que se abrió ayer en Zaragoza una nueva manifestación para reclamar la reapertura del paso ferroviario transfronterizo, cerrado hace algo más de tres décadas y cuyo futuro está en el aire pese a las múltiples promesas de actuación. Varios cientos de personas --hasta un millar según la organización-- recorrieron varias calles de la capital para hacer llegar un mensaje a los Gobiernos español y francés, de cara a la cumbre que mantendrán el 7 de diciembre en la ciudad: "Menos palabras y más hechos".

Un frío implacable esperaba a los manifestantes en la plaza de San Miguel, desde donde partió la marcha. Representantes de los cinco partidos y delegados de los sindicatos UGT y CCOO se unieron en una demanda ya histórica de la comunidad, la reapertura del Canfranc. La movilización recorrió el Coso, la plaza de España y la calle Alfonso hasta llegar a la plaza del Pilar, donde se entregó una carta reivindicativa en la Delegación del Gobierno.

La manifestación estuvo organizada por la Coordinadora por la Reapertura del Ferrocarril de Canfranc-Olorón (Crefco), cuyo portavoz, Víctor López, lanzó mensajes tanto al Gobierno francés (reacio a impulsar esta obra pese a haberse comprometido oficialmente a hacerlo) como al español de Rodríguez Zapatero y al aragonés de Marcelino Iglesias.

A estos dos últimos, López los instó a pensar que el proyecto del Vignemale (un túnel ferroviario de baja cota en el Pirineo central) "empieza en Canfranc". El portavoz lamentó que manifestaciones "que han interesado a la DGA o al Gobierno central hayan sido mucho más apoyadas" y exigió un "impulso real" a esta actuación.

El 7-D habrá, concluyó, "una oportunidad histórica" para hacer las cosas bien. "Si todo se centra en el Vignemale, España se equivocará", dijo.

LA CRITICA Ante la Delegación del Gobierno, el escritor aragonés Miguel Mena leyó un manifiesto con el que quedó claro que esta reclamación no es fruto de la "nostalgia", sino "visión de futuro". Mena denunció que, tras los acuerdos de apoyo a la reapertura de pasadas cumbres hispano-francesas, el Gobierno galo "se ha echado atrás" y el español "no mejora la línea al ritmo adecuado".

El manifiesto exigió que el Canfranc sea uno de los temas de la agenda conjunta del 7-D y pidió al Gobierno de Aragón "que no ceda jamás en esta demanda justa".

El socialista Javier Sada, el popular Octavio López, el presidente de CHA, Bizén Fuster, la aragonesista Montse Costa y el coordinador de IU-Zaragoza, José Manuel Alonso coincidieron en su apuesta: los dos gobiernos deben esforzarse al máximo para que la reapertura sea una realidad, porque es fundamental para Aragón y para todo el país.

Desde UGT y CCOO, Francisco Catalán y Luis Bello demandaron a Francia "que cumpla lo que ha prometido muchas veces".

El alcalde de Canfranc, Fernando Sánchez, mostró su convencimiento de que en este tema su municipio "se juega mucho", pero añadió: "Los aragoneses, más".

La movilización reunió a personas de todas las edades. Como Alicia, una zaragozana que conoce bien Canfranc y que acudió al acto con su bebé, Paula, de 17 meses. "Esta es una causa justa y no es sólo buena para Canfranc, sino para todo el país", señaló. O como Vicente y Cristina, un matrimonio de Zaragoza que lleva "muchos años" asistiendo a las manifestaciones por la reapertura. "Sería una pena que ese valle se quedara sin el tren", apuntó él.

Pedro Ortiz manifestó: "La línea ya existe y sólo tienen que arreglarla. Francia debe pensar que la carretera sí es una cicatriz y que el tren se mimetiza en el paisaje". Y Mario Peñalosa, de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Calatayud, reclamó el Canfranc y la línea Santander-Mediterráneo como "vitales".

Víctor López plasmó la frase de resumen: "Tenemos un tren de razones".