La comunidad aragonesa genera anualmente en torno a cinco millones de litros de aceites industriales usados que son íntegramente recogidos y posteriormente reciclados en gran medida con el fin de ser reutilizados como lubricantes o combustible. Se trata de un caso de libro de lo que se conoce como economía circular, en la que un producto con alto poder contaminante se recupera en su totalidad y se vuelve a usar para diferentes cometidos, con lo que el impacto negativo en el medio ambiente se reduce al cien por cien.

Una sola entidad a nivel nacional, Sigaus, se encarga de la recogida y tratamiento de los residuos. Se trata de una empresa sin ánimo de lucro que es sostenida económicamente por los fabricantes de lubricantes para todo tipo de vehículos y de maquinaria, desde la industrial a la agrícola y de obras.

La recogida del aceite usado constituye un reto logístico, dado que los puntos que generan residuos se distribuyen irregularmente por todo el territorio de la comunidad, tanto en las ciudades como en los pueblos y los núcleos apenas habitados de las comarcas más rurales, en especial en zonas de montaña.

Esta circunstancia explica que en Aragón existan 2.500 lugares donde se hace acopio del lubricante ya utilizado y que es preciso recoger para su reutilización, tal y como marca un real decreto del 2006 que obliga a la retirada de todo el aceite industrial usado y a la regeneración del 65%.

MENOS DIÓXIDO DE CARBONO

En el 2018, la cantidad de aceite usado neto finalmente gestionado y valorizado por parte de Sigaus en Aragón fue de cinco millones de litros. Un 23% del mismo se destinó a regeneración, el tratamiento prioritario que permite extraer aceites base, que son el componente fundamental en la fabricación de nuevos lubricantes. La grasa así obtenida puede llegar a tener características similares a las del primer refino.

El resultado de esta actividad es que en Aragón se devuelven al mercado casi un millón de litros de nuevos lubricantes, al tiempo que se ahorran 3.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2).

DESCONTAMINACIÓN

Pero además existe un segundo tratamiento para el aceite usado. Se trata de un proceso de descontaminación para fabricar productos energéticos de uso industrial. De esta forma se evita la utilización de otros combustibles, más en particular fueloil. Gracias a ello, el año pasado se obtuvo en Aragón una energía equivalente a 37 Gigavatios-hora (GWh), similar a la consumida en usos eléctricos por 10.726 hogares.

En el 2018 en Aragón se recogieron 5.246 toneladas brutas (incluyendo el agua y sedimentos con los que el aceite usado suele presentarse), lo que equivale a 21 toneladas cada día laborable del año). Esa enorme masa de residuos procedía de 2.408 establecimientos. El 77% de ellos generaron pequeñas cantidades de aceite usado (un máximo de 2.000 kilos al año).

TALLERES MECÁNICOS

Por tipologías, el 45% de puntos generadores fueron talleres de reparación de vehículos. Junto a ellos, se recogió residuo en 470 industrias y varios miles más de instalaciones de diverso tipo, desde el sector de la construcción al agrícola, pasando por la hostelería y otros servicios.

En total, se realizaron 5.731 recogidas (23 cada día laborable del año), con una media de apenas 764 kilos (aproximadamente cuatro bidones de aceite usado).

Debido a la dispersión territorial, fue necesario recoger aceite usado en 309 municipios aragoneses (que abarcan el 95% de la población), incluyendo 291 municipios ubicados en el medio rural, en los que el sistema de recogida articulado por Sigaus contribuye a la protección del entorno en las áreas más despobladas.

Con estas acciones, se garantiza que no quedan zonas sin cobertura, lo que evita la degradación del medio ambiente y permite dar una nueva vida a los recursos ya utilizados.