Es posible vivir en aragonés 24 horas seguidas, durante cinco días enteros. Eso es lo que va a demostrar Ligallo de Fablans de l'Aragonés, el organismo que organiza esta trobada en el valle de Chistau del 18 al 22 de junio. El objetivo del encuentro es profundizar en el conocimiento del aragonés, para lo que se combinarán las clases con distintas actividades, como proyección de vídeos y un taller de teatro, según apunta la revista Arredol (alrededor). En el fondo, lo que se persigue es que los hablantes «patrimoniales », los que han mamado la lengua en sus casas y en sus pueblos, entren en contacto con los neohablantes, aquellos que aprenden el aragonés mediante el estudio. Uno de los puntos fuertes de las jornadas será un debate sobre si «ye posible vivir en aragonés », una lengua con pocos hablantes pero que resiste con fuerza en algunos valles pirenaicos y en otras zonas de la comunidad. Y, dado que el curso de inmersión tendrá lugar en el valle de Chistau, se aprovechará para aprender más sobre esa parte de la provincia de Huesca, donde se habla una variante del aragonés con rasgos específicos. Además, los participantes recibirán charlas sobre la cultura, la fauna y la flora de la zona y conocerán una muestra del vestuario y la artesanía del valle. La organización pide a quienes se apunten que tengan conocimientos básicos de aragonés, pues este idioma será obligatorio mientras dure la trobada, ya que «tenemos la resta de l'anyada pa charrar en castellano». Pero que nadie se desanime y deje de hablar por miedo a equivocarse, pues Ligallo de Fablans de l'Aragonés ya advierte de que la lengua vernácula se aprende a base de intentarlo y de equivocarse. El precio de la experiencia es de 135 euros e incluye el alojamiento en casas rurales, aunque se han previsto facilidades de pago para que nadie interesado en vivir en aragonés durante cinco días se quede al margen por falta de recursos.