La próxima Cincomarzada se cumplirán 27 años de la muerte de José Andrés Cocián Guerrero, un repartidor de cerveza que fue asesinado en el parque Tío Jorge de la capital aragonesa.

La falta de colaboración de los testigos y la posibilidad de que el autor de los hechos careciera de antecedentes penales hizo que este homicidio pase a considerarse un crimen sin resolver.

La agresión se produjo al cierre de esta jornada festiva. Cuando Cocián Guerrero, empleado de una empresa filial de La Zaragozana, se disponía a recoger las botellas en su acmión, una persona se acercó por la espalda e intentó robarle una de las cajas. Cuando fue a reprenderle, el autor le apuñaló en el abdomen con un cuchillo de grandes dimensiones.

El Grupo de Homicidios de la Policía reconoció en su día que la investigación de este asunto era muy complicada, especialmente porque muchos testigos insistieron en que era de noche y que no podían dar detalles exactos. Llegó a haber un detenido, si bien fue puesto en libertad porque tenía coartada. Era un delincuente riojano con antecedentes por robo.

Estos años fueron complicados para el Cuerpo Nacional de Policía en lo que se refiere al esclarecimiento de los homicidios, ya que otro, en 1993, en el que murió un taxista corrió la mismo. En este asunto también fueron arrestadas dos personas, si bien no hubo pruebas objetivas para inculparles en la muerte del conductor.

Los delitos de asesinato prescriben a los 20 años de producirse, si bien pueden continuar abiertos policialmente cuando, por ejemplo, la declaración de un sospechoso es posterior.