A primera hora de la mañana de ayer se produjo un atraco a mano armada en la sucursal que Caja Rural de Aragón tiene en la localidad zaragozana de Magallón. La Guardia Civil consiguió arrestar al sospechoso, identificado como L. S. P. y con antecedentes por hechos similares, en las inmediaciones. El pasado 2 de septiembre esta entidad sufrió otro asalto.

Sobre las 08.20 horas, la sala del 062 recibió una llamada en la que advertía de robo con intimidación ocurrido cinco minutos antes en una entidad bancaria de este municipio perteneciente a la comarca del Campo de Borja.

Al lugar se desplazaron inmediatamente componentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana (Usecic) de la Guardia Civil de Zaragoza que lograron interceptarle a bordo de su Peugeot 407 en plena carretera. Llevaba consigo un botín cercano a 3.000 euros y un arma de fogueo, según fuentes consultadas por EL PERIÓDICO

En esta misma localidad y en la misma entidad bancaria, en el 2013, un cajero automático voló por los aires en un intento de robo. Se empleó para ello acetileno, pero no lograron abrir el cajetín con el dinero.

Entidad bancaria en la que actuó el atracador.

Cinco días más tarde, sobre las 3.25 de la madrugada, volaron la oficina de Bantierra en Pastriz, cerca de la capital aragonesa. La explosión, muy violenta, destruyó el expendedor de dinero y el resto de la instalación, pero el botín fue magro, solo 200 euros. Solo dos días después de aquel golpe, los delincuentes, conocidos ya como la banda del acetileno, volvieron a asaltar una sucursal en Villanueva de Gállego, junto a la autovía A-23, sobre las 3.15 horas. Allí se hicieron con 20.000 euros.

El último atraco resuelto fue el ocurrido en Cosuenda. La Guardia Civil detuvo a un vecino de la localidad y a dos de sus sobrinos menores de edad que le ayudaron en el golpe. El adulto llegó a simular ser un cliente y, por lo tanto, víctima del asalto, pero la realidad fue que acudió al colegio de los jóvenes, los recogió y lo perpetraron.