El alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, lanzó un mensaje a la Delegación del Gobierno en Aragón y a la DGA desde las puertas de las urgencias del hospital Miguel Servet de la capital aragonesa, una respuesta a su fallida caravana por la ciudad con la que pretendía homenajear a los vecinos el día de Aragón.

Solo 24 horas después acudió a las puertas del centro hospitalario público donde, según aseguró él, no le habían dejado repartir dulces lanzones por San Jorge, para aplaudir a los sanitarios, saludar (con el codo) a todo el que quisiera y aparecer escoltado por una comitiva de motoristas de la Policía Local. Y en paralelo, el diputado del PP en el Congreso por Zaragoza, Pedro Navarro, registró una pregunta que trasladará al Ejecutivo central a propósito de la actitud de la delegada en Aragón, Pilar Alegría.

Era la segunda comparecencia pública del primer edil zaragozano en el día, la cuarta de miembros de su Gobierno municipal con Cs y la enésima desde que comenzó el decreto de alarma que impide a todos los españoles salir del confinamiento diario, hacerlo respetando una distancia mínima de 1,5 metros o no participar en concentraciones como la de ayer. Y ese era el mensaje: él no se va a quedar en casa.