El Gobierno central tiene previsto autorizar hoy, en la reunión del Consejo de Ministros, la compra de los alrededor de 550 kilómetros de tuberías (el equivalente a la distancia entre Zaragoza y Murcia) necesarios para construir el macrotrasvase del Ebro. Como anunciara el pasado miércoles el presidente, José María Aznar, Madrid quiere acelerar más aún un proyecto que ha vapuleado toda estadística de la obra hidráulica. Como muestra, basta señalar que el inicio de la obra fue anterior a la publicación oficial de las adjudicaciones correspondientes.

Aznar puso el miércoles dos primeras piedras del trasvase en sendos puntos de Murcia y Almería y garantizó entonces que habría en un plazo muy breve nuevos avances. No ha tardado ni dos días.

Fuentes oficiales del Ministerio de Medio Ambiente confirmaron ayer la intención de la ministra Elvira Rodríguez de someter hoy a aprobación del Gobierno la licitación de todos los tramos de tubería que exige la polémica cesión del Ebro: alrededor de 550 kilómetros. El gabinete de Rodríguez quiere tener disponible cuanto antes todo el material necesario para la obra, que después proporcionará a las empresas que resulten adjudicatarias de la construcción de cada uno de los proyectos parciales (la obra se ha dividido en 60). De esta forma, el ministerio pretende ahorrar dinero y evitar que haya diferencias en el material en función de los tramos.

De los 550 kilómetros de material que se tienen que adquirir, cerca de 400 se utilizarán en tuberías (forzadas o por impulsión) y algo más de 80, en sifones.

Con la decisión de hoy, que sólo se caería de la agenda del Consejo de Ministros por razones extraordinarias, se imprime aún mayor velocidad a una actuación cuyo ritmo no es comparable a nada. La ejecución de cualquier embalse aragonés exige un tiempo, como mínimo, cuatro o cinco veces mayor.

A TODA MARCHA El ministerio ha empleado apenas tres meses en empezar la construcción del trasvase desde que aprobó su declaración de impacto ambiental. Y poco más de tres años en poner la primera piedra desde que transmitió su intención de acometer la cesión del Ebro. Y eso a pesar de que se trata de ejecutar una conducción de 914 kilómetros con capacidad para llevar 1.050 hectómetros cúbicos al año.

La mejor muestra de la vertiginosa velocidad de esta tramitación la dio ayer el Boletín Oficial del Estado (BOE). Publicaba la adjudicación definitiva de los contratos de las dos obras que se iniciaron el miércoles. Así, la primera piedra se colocó un día antes de que fuera oficial el nombre de las empresas que tenían que ponerla.

Ayer continuaron las críticas en Aragón. El sindicato agrario ARAGA calificó el comienzo del trasvase de "insulto al campo aragonés".