El calendario lunar chino decidió que este año el día para celebrar la llegada del nuevo año fuera el 12 de febrero. Según los doce horóscopos de la tradición asiática, este curso toca el año del buey. Un animal doméstico que simboliza la tranquilidad de estar en casa, algo a lo que han tenido que recurrir algunos de los vecinos del país asiático afincados en Zaragoza. La fiesta más importante de este país, ha tenido que cambiar el chip una vez más --por segundo año consecutivo-- en sus más de 3.500 años de historia, debido a la pandemia del coronavirus.

Así explica Yan Guo, de la asociación hispano china Wukong, lo culo de esta tradición única para poder llegar a entenderla. «Para conocer el año nuevo chino hay que conocer la cultura china, hay que conocer los doce horóscopos. Cada año presenta uno, y si pasan doce años es como si se completase un círculo de la vida, y este año toca el buey». No será un simple animal este año, puesto que en este día especial se busca olvidarse de todo lo malo que ha traído el virus y mirar con optimismo al futuro. «Pasamos un año tan malo que estamos deseando que el buey pueda solucionar todo el desastre del covid. Este año también tenemos mucha esperanza y deseos», expresa Guo.

Las características del horóscopo de este año vendrían a ser descritas de la siguiente manera: «Es muy trabajador y muy fiel, pero también nos dice que va a solucionar todos los problemas».

Como la Navidad en España, las restricciones sanitarias marcan el devenir de la festividad. Es la celebración homóloga entre ambos países, que seguirán la misma línea de quedarse en casa y limitar las reuniones a los miembros de la unidad familiar. «Este año es especial, en China tampoco se puede uno mover para visitar a las familias. Los chinos, en este momento, tendrían que estar en casa con sus seres queridos, pero este año nada. Como Navidad aquí en España», añade Yan.

No obstante, por todo lo que simboliza, la realidad actual no hace perder la sonrisa a una civilización que es feliz por antonomasia. «Es una celebración que transmite felicidad, es alegre porque se trata de una fiesta muy importante, y también para los inmigrantes chinos que están afincados en otros países como Tailandia o Corea», destaca. Al fin y al cabo, se celebra en una cuarta parte del mundo como China continental, Hong Kong, Macao y Taiwán, y en muchos de los países vecinos del gigante asiático, como Singapur y Corea del Sur.

«Siempre nos juntábamos en un restaurante chino y celebramos un banquete. Hacíamos una minifiesta, sorteos, pero ahora nada, no podemos, porque claro está el mínimo de cuatro personas para reuniones, y qué hacemos. Además, muchos negocios chinos ya no funcionan como antes», recuerda esta miembro de la asociación Wukong, sobre lo que era la fiesta, y lo que esperan que vuelva a ser más pronto que tarde.

Sea como fuere, las tradiciones han cambiado. Los sobres rojos con dinero para los niños y jóvenes chinos, este año se envían a través de aplicaciones, y los detalles y regalos más personales, esta vez para los más cercanos. «Nos felicitaremos el año nuevo personalmente, preparamos un detalle para amigos, para los familiares. Estoy felicitando a mi familia en China pero como llevan diferente horario hay que adaptarse. Los jóvenes hoy felicitan a sus padres y abuelos, y pueden conseguir un sobre rojo con dinero que dice que puede traer mucha suerte, pero como no se puede ver cara a cara, se manda el sobre rojo a través de aplicaciones», explica Yan Guo sobre sus tradiciones.

El Ayuntamiento de Zaragoza tampoco celebró en la plaza del Pilar la tradicional fiesta del año nuevo chino, cancelada también el año pasado, para evitar aglomeraciones.