Junto a los territorios italianos de la parroquia de San Antonio de Padua, en el barrio de Torrero, están a punto de concluir las obras de un nuevo centro social que se pondrá en marcha el próximo mes de octubre.

Sobre un solar de más de 2.000 metros cuadrados, junto a la citada parroquia, en un terreno propiedad de la orden de los Capuchinos, se trabaja desde el pasado mes de mayo en un edificio que pretende albergar espacios para los jubilados, los inmigrantes y las familias más necesitadas económicamente.

Según explicó el párroco, Miguel María Andueza, el barrio se ha visto forzado a crear este edificio por la necesidad de dar un hogar a los mayores y un comedor que albergue a quienes tienen dificultades. "Los Capuchinos teníamos arrendado el centro para mayores y lo quisimos comprar, pero había muchos accionistas y no nos poníamos de acuerdo", recordó Andueza. A este vacío, se sumó la poca capacidad que disponían los religiosos en su comedor.

Así surgió el proyecto de levantar un nuevo edificio, donde se ubicaba el gallinero, justo al lado de la propiedad de los italianos de la que los Capuchinos son usufructuarios, en la calle Julián Garás 1-B. "El terreno era nuestro, aunque el ayuntamiento nos puso muchas pegas", puntualizó el párroco. Salvadas las diferencias, el próximo mes de agosto concluirán los trabajos de un centro que podrá acoger a 120 mayores y 50 personas en los comedores. Además, habrá aulas de alfabetización, de enseñanza de castellano para los inmigrantes, una biblioteca y una sala multiusos, que se destinará para clases de música o conferencias. La inauguración se prevé que coincida con el día de San Francisco de Asís, el 4 de octubre.

El equipo humano

Para entonces, todo el equipo humano debe estar formado. Los frailes serán quienes dirijan el centro, aunque delegarán todas las tareas en seglares. "Necesitamos voluntarios para formar colectivos de trabajo", demandó Andueza. Y es que, de acuerdo con los objetivos del párroco, quieren contar con un equipo médico para atender a los mayores, integrado por podólogos y dentistas, entre otros profesionales. Pero también requieren profesores para dar clases de español. "En el colegio, de los 607 alumnos, 52 son inmigrantes", informó el párroco. Y asistentes sociales y psicólogos. "Queremos hacer fichas personales de todo aquel que acuda al centro para poder atenderles mejor", agregó Andueza. El teléfono de contacto es el 976275280.

Con este proyecto, según adelantó Miguel María Andueza, se pretenden actualizar las labores que en estos momentos llevan a cabo los Capuchinos. "Nuestra labor más importante son los cursos prematrimoniales que impartimos", puntualizó Andueza. Además, también reparten alimentos. Al día, por ejemplo, dan unos 200 panes. "Mi objetivo era actualizar estas funciones y para eso estamos construyendo el centro", concluyó el párroco.