Las cuevas son ambientes protegidos que guardan en su interior valiosos secretos que puede contribuir a descubrir su pasado y su evolución. Para conocer la historia de su interior es esencial saber sus parámetros ambientales para tomar decisiones sobre la gestión de estos espacios tan sensibles.

Esto es lo que se pretende conseguir con el proyecto de investigación que se ha iniciado en la Cueva de Las Güixas de Villanúa, declarada como Lugar de Interés Comunitario, con la colaboración del Instituto Pirenaico de Ecología, mediante la monitorización de la gruta.

En julio comenzaron los trabajos de medición del interior y exterior de la cueva, como la temperatura, la cantidad de lluvia recibida, los aportes de esas precipitaciones a su interior, la intensidad del goteo de las estalactitas o la cantidad de CO2 existente en la gruta, entre otras. «Se realiza un seguimiento estacional muestreando el agua de goteo y el carbonato precipitado», explica la geóloga Reyes Giménez. De esta manera, se puede conocer cómo es el carbonato en una estación del año determinada, más seca o más lluviosa, «y encontrar la relación entre el clima y la composición del carbonato que precipita en la cueva».

La investigación que se está realizando es vital para el mantenimiento la cueva. El turismo es un foco de atracción para públicos más especializados y, además, es una manera de contribuir y poner en valor las peculiaridades ambientales de Las Güix, explica la geóloga.

Giménez se encarga de recoger las muestras y los datos obtenidos de los sistemas de seguimiento y medición instalados en el interior y exterior de la cueva de Villanúa. «Nos permiten conocer lo que está sucediendo ahora en la cueva, pero también, a partir del análisis y datación de los depósitos, podemos llegar a caracterizar la evolución que ha tenido la cueva, saber cómo se formó, lo sucedido en distintas épocas...», comenta. «Las cuevas guardan en su interior las condiciones climáticas del pasado, es como un archivo antiguo que hay que descifrar, que queda registrado a modo de caja negra», prosigue.

Desde el Ayuntamiento de Villanúa se quiere crear un espacio de investigación con la puesta en marcha de una biblioteca especializada en el Centro de Interpretación Subterránea, en el que se podrán consultar estos datos y los estudios de espeleología que se han ido haciendo en Collarada y el sistema de Lecherines.