Mientras el acuerdo a la hora de pedir la entrega de fondos al Estado fue unánime, la presión fiscal autonómica volvió a evidenciar diferencias, de nuevo a cuenta de Sucesiones. El PP presentó una proposición no de ley para prácticamente eliminar lo que queda del impuesto, para herencias familiares (bonificarlo al 99% en unos casos y totalmente en otros), que no salió adelante al contar con la oposición de la izquierda y del PAR, como socio de Gobierno.

Era una moción «cepo» para poner en evidencia a los aragonesistas en contraste con el Gobierno del que forman parte, como la bautizó el socialista Alfredo Sancho. La propia portavoz popular Mar Vaquero, no dejó de señalar que la enmienda (no aceptada) del PAR, que restringía las bonificaciones, iba «en contra del propio ADN» de la formación aragonesista.

El diputado de esta Jesús Guerrero defendió que, en el «difícil» contexto actual (con presupuestos prorrogados y elecciones a la vista) no se pueden suprimir impuestos alegremente, y además debería suprimirse a nivel estatal, y «ningún Gobierno» lo ha hecho, recordó. La plataforma Aragón Stop Sucesiones y Donaciones, en la grada, dio la espalda, literalmente, a quienes votaron en contra.