El ginecólogo Jesús María M. V. ha sido condenado a un año de cárcel y dos de inhabilitación profesional por un delito de lesiones por imprudencia grave, que cometió al retrasarse en la preparación de una cesárea en el hospital Obispo Polanco de Teruel, en agosto del 2011.

Como consecuencia de ese retraso, según ha considerado probado la titular del Juzgado de lo Penal de Teruel, el bebé estuvo más de 20 minutos sin respiración y le han quedado unas secuelas valoradas --por el momento-- en un 69% de minusvalía. En la práctica, significa que el niño apenas puede relacionarse con su entorno y necesitará ayuda de un tercero durante toda su vida. Por ello la familia, representada por el letrado Ricardo Agoiz --del Defensor del Paciente-- recibirá una indemnización cercana al millón de euros.

Según repasa la jueza en los hechos probados, la madre acudió al hospital a las 9.00 horas, aunque no fue hasta las 14.15 horas cuando la matrona dio aviso al doctor por alteraciones del ritmo cardiaco del bebé. Procedieron a cambiar de postura a la madre, pese a lo cual hubo otras dos alarmas por el mismo motivo. A las 15.56, el doctor decretó que había que practicarle la cesárea de urgencia, pero el niño no nació hasta las 16.20.

Las explicaciones que ofreció el condenado en el juicio acerca de que había que preparar "muchas cosas" y que no había personal suficiente no convencieron a la jueza. Considera que "omitió las medidas que la lex artis prevé como necesarias" en estos casos. Por ejemplo, señala que contó con el quirófano listo desde el principio y con personal suficiente para una situación urgente --por ejemplo, una matrona que podría haberle pasado el material-- como para no haber demorado el parto 26 minutos.

También señala que, aunque un protocolo internacional amplíe hasta 20 minutos el plazo para la cesárea, es de dominio público entre los médicos que la falta de oxígeno causa daños mucho antes.