Cariñena es un municipio y también es una comarca. Pero además da nombre a una denominación de origen protegida, una de las más antiguas de España, y, menos conocido por el público en general, también nomina una variedad de uva, la cariñena. También conocida como mazuelo -carignan en Francia-, parece tener su origen precisamente en la localidad zaragozana, donde consta su existencia desde el siglo XIV, extendiéndose por todo el Mediterráneo y luego por el resto del mundo, donde se sigue cultivando.

Ofrece mostos muy coloreados, ácidos y con alto contenido de azúcar, adecuados para envejecer. Plantada hoy en todo el mundo, en Cariñena supone apenas el 5% de la superficie de viñedo, pero con un profundo significado. Pues no existe en el planeta otra denominación en la que coincidan el nombre de la misma, la variedad de uva y el lugar donde nació. De ahí que uno de los objetivos del recién elegido presidente de la DOP, Ignacio Casamitjana, sea conseguir que Cariñena sea la sede mundial de esta variedad y abandere el primer concurso internacional de estos vinos.

Una gran idea. Las denominaciones necesitan generar identidad, más allá de la tipicidad de los vinos, y esta puede funcionar perfectamente. De hecho, llevan tiempo trabajando en ello y las más importante bodegas elaboran ya monovarietales de cariñena, situados en el segmento alto del mercado.

El concurso, restringido a vinos con al menos un 75% de la variedad y como demostrado grado de excelencia, auparía más la presencia de la DOP en los mercados internacionales muchos de los cuales, como el estadounidense, resulta más importante la variedad que el origen.

Cariñena está cumpliendo sus deberes comerciales, creciendo en rentabilidad de bodegas y viticultores, como se lee en otra página de este periódico. De ahí que esta nueva apuesta resulte tan atractiva y sugerente.

Difundirá su nombre y lo asociará con Aragón; generará una línea de vinos de alta gama, atractivos para los mercados más exigentes; y situará en su municipio un centro de referencia. En ello están, que no solo de garnacha vive el viticultor.