El líder del Partido Popular, Pablo Casado, tenía reservada la fecha de ayer hace días en su agenda.Tenía previsto viajar a Zaragoza para firmar el acuerdo electoral con el PAR, que decidió el pasado lunes dar calabazas a la propuesta que habían pactado Casado y Arturo Aliaga. Pero lejos de ver el plantón de los aragonesistas como un problema, el pragmático Pablo Casado lo consideró una oportunidad. De este modo, vino igualmente a Zaragoza para reunirse con sus militantes y dar las gracias al PAR por «dar un paso al lado» y renunciar a presentarse a las generales «para que no se disperse el voto constitucionalista». Invitó a otros partidos a hacer lo mismo ante la posibilidad de que los votos que no alcancen para tener un diputado en las distintas provincias se perderán (sus previsiones más pesimistas llegan al 52% de sufragio desperdiciado) y no se podrán aprovechar para alianzas. El mensaje a Vox era claro. Esta formación no tardó en responderle: «Que no se presente el PP».

«Ojalá otros partidos tuvieran la responsabilidad del PAR», anheló Casado, en un mensaje dirigido a la formación de extrema derecha. «¿Merece la pena que otros partidos nuevos fragmenten el voto de centroderecha liberal conservador?», se preguntó.

La dispersión del voto y el sistema de circunscripciones electorales han sido tradicionalmente quebraderos de cabeza de la izquierda. Pero la sucesiva irrupción de Ciudadanos y Vox ha llevado la preocupación al otro lado del tablero político. Los promedios de las encuestas indican que la pérdida de apoyos del PP en favor de Vox beneficia al PSOE, que puede ser la primera fuerza en muchas provincias y eso se traduciría en un aumento de escaños socialistas a pesar de que la suma de votos de partidos de la derecha le superara. Por eso, Casado ha endurecido el discurso del PP con la intención de que no haya más fugas de sus votantes a Vox. Por eso Casado advirtió de que si se presenta Vox en pequeñas circunscripciones pueden favorecer una reedición del «Gobierno más letal» que ha habido en la historia de España.

Casado insistió en que, por mucho que la Junta Electoral Central no haya puesto trabas a los llamados viernes sociales, las ruedas de prensa posteriores al Consejo de Ministros, recurrirán al Constitucional porque el Gobierno de Pedro Sánchez «no puede pagarse la campaña con el dinero de todos» ni gobernar «como le salga de los decretos». También piensan llevar a la Fiscalía cualquier lazo amarillo catalán que el Gobierno de Quim Torra no retire en cumplimiento del mandato de la Junta Electoral, reiteró.

DESPLOME IMPOSITIVO / Casado desgranó también su receta económica en caso de gobernar, basada en seis puntos. El primero, una reforma fiscal que ya anunció en Zaragoza hace un mes y que supondría bajar el IRPF por debajo del 40% del actual, Sociedades por debajo del 20% o la surpresión total de Sucesiones, Donaciones o Actos Jurídicos Documentados, entre otros tributos.

Los otros cinco puntos serían medidas de agilización, como una «autopista administrativa» para que se pueda crear una empresa «en cinco días», la oficina única del emprendimiento (para poder hacer todos los trámites en una misma sede y ponerle «una alfombra roja») y la ventanilla única electrónica. También la obligación de un funcionariado bilingüe, pero en idioma extranjero. Casado afirmó entre los asuntos que afectan a Aragón -antes del acto en el restaurante visitó la fábrica de Saica- que un futuro Gobierno suyo «cuidará a las empresas aragonesas y favorecerá que se implanten más», haciendo especial hincapié en la logística ferroviaria, aeroportuaria y por carretera.

También se centró en la «inseguridad» que están generando las políticas de «esa ministra a la que no le gusta la caza, la pesca y tampoco el diésel», en referencia a la descarbonización y la apuesta por la movilidad eléctrica. A su juicio, la «demagogia sectaria» del «falso ecologismo de izquierdas» está poniendo en riesgo a «tres millones de familias» y ya ha supuesto un descenso del 11% de matriculación.