Decenas de calles y plazas de Zaragoza conforman un amplio listado de «puntos negros» de la limpieza viaria. Se trata de zonas concretas de la capital en la que, por reiteración o por el volumen de suciedad que, regularmente, se acumula, son zonas de especial conflictividad por su decisiva contribución a afea la estética urbana. Y son varios los espacios señalados, muchas veces por los propios vecinos, que se reparten en muchos de los distritos pero con especial importancia en el Actur, La Jota, Zona Centro, las riberas del Ebro y el Huerva, todo el entorno de Juan Pablo Bonet, la calle Delicias y sus inmediaciones y, el más habitual, el casco antiguo de la ciudad. En este último caso, con especial afección en las zonas del Gancho, San Pablo, Casta Álvarez, Boggiero, Zamoray y la calle Ramón Pignatelli, al otro lado de Conde Aranda.

Son solo algunos de los viales en los que la contrata de limpieza viaria se tiene que emplear más a fondo de forma más habitual. Y en cada caso por circunstancias que confluyen o no para que la apariencia sea la de suciedad con frecuencia. «Las calles más castigadas son a las que más esfuerzos dedicamos», explicó a este diario José Miguel Marco, encargado de FCC en el servicio. Este acota con claridad las circuntancias que se suelen dar con más regularidad para que estas calles no estén en las condiciones óptimas, y que no siempre están asociadas al ocio nocturno, que también aporta su granito de arena.

Sucede, por ejemplo, que en algunos meses del año, como de marzo a mayo, un factor determinante para la suciedad en algunos viales son los «excrementos de las aves». Es la «temporada alta» y también generan «puntos negros» sobre los que actuar, con especial afección a las zonas con arbolado de mayor porte «sobre todo en Las Fuentes, La Jota, el Arrabal o, en el centro, el paseo Constitución o Gran Vía».

BASURA EN EL SUELO

Pero la mayoría de los problemas los provocan los comportamientos incívicos. Uno de los que más preocupa es la acumulación de bolsas de basura u otros residuos en las inmediaciones de los contenedores y fuera del horario de recogida. «Puede ocurrir en cualquier calle pero en algunas se repite con frecuencia y, a veces, incluso al poco de haber pasado a recogerlo», expuso Marco. Calles como Pascuala Perié, Molino de las Armas o avenida de La Jota, en La Jota; o Reina Fabiola y Pomarón, en la Zona Centro; o Emilia Pardo Bazán y Margarita Xirgú, en el Actur, son claros ejemplos. También el Coso bajo, en el Casco Histórico.

En este supuesto, también influye mucho la actividad «de los rebuscadores de basura», casi siempre en las inmediaciones de los mercados municipales y supermercados, en los que, al cerrar, sacan la basura fuera y algunas personas no solo rebuscan en ella sino que dejan esparcido todo después «en diez metros a la redonda». Sucede también en ejes comerciales muy transitados «como la calle Delicias»

También el botellón afecta a la apariencia de muchos viales, «sobre todo en las riberas del Ebro y el Huerva, y en calles próximas». Pero si algo preocupa especialmente en el Casco Histórico y las zonas de ocio nocturno es la frecuencia con la que se encuentran «orines en calles estrechas». Ejemplos hay por todo el entorno de la calle San Miguel y de Méndez Núñez, convertidos en auténticos aseos a la intemperie.

En el otro extremo de la balanza están los barrios más limpios, o los que menos comportamientos incívicos registran, «como Rosales del Canal o Parque Goya». En este sentido, Marco apostilló que «las calles más sucias no son las que menos limpieza tienen, al revés». En su opinión, «es cuestión de respetar las normas».