El caso de una niña que se tragó una pila de un mando a distancia sin que esta circunstancia fuera, supuestamente, detectada en el centro de salud de Fraga llegará el próximo viernes a los Juzgados de Huesca, donde tres médicos se enfrentan a tres años de cárcel y cuatro de inhabilitación por la presunta comisión de un delito de imprudencia.

Los hechos se remontan al año 2010, cuando la pequeña contaba con 10 meses de vida. Su madre la llevó varias veces al centro sanitario de Fraga, donde la pila no fue detectada, y al ver que persistían las molestias que sufría la menor se dirigió a Urgencias del hospital Arnau Vilanova de Lérida. Allí se le realizaron varias radiografías que descubrieron que tenía una pila alojada en el cuello.

En el juicio, el fiscal y la acusación particular consideran que el Gobierno de Aragón es responsable civil subsidiario, por lo que solicitan asimismo el pago de una indemnización en concepto de responsabilidad civil.

Según la acusación, los facultativos del centro sanitario de Fraga diagnosticaron una bronquitis y recetaron dosis crecientes de medicación, sin llegar a descubrir el origen del problema, según la madre, porque las placas se realizaron en la zona del pecho y no en el cuello.