La Audiencia de Zaragoza ha condenado a cinco años de prisión J.A.R., abogado del empresario bilbilitano José Pablo García García, conocido como Pepito el Soguero, quien falleció en marzo de 1998. El tribunal considera que el acusado se apropió indebidamente de una parte de la herencia que el empresario legó al Ayuntamiento de Calatayud.

La sentencia, que absuelve a J.A.R. de los delitos de estafa y falsedad de los que también era acusado, también le impone una pena multa de 10 meses, con una cuota diaria de seis euros, y fija en 458.174 euros la cantidad que tendrá que devolver al consistorio de esa ciudad.

El tribunal ha atendido la tesis del ministerio fiscal, aunque reduce en un año la petición de condena solicitada, y fija la cantidad de indemnización en la cuantía que estimó éste, frente a la petición de la acusación particular, que la elevó a 780.000 euros. El abogado Fernando Lacruz consideró que el fiscal no incluía algunas de las cantidades correspondientes a acciones del acusado que fueron vendidas en los últimos meses de su vida.

García había nombrado a J.A.R. administrador general de sus propiedades con plenos poderes sobre ellas siete meses antes de morir y cuando, según la sentencia, ya no se encontraba en plenitud de sus facultades.

INVERSIONES FALLIDAS En esa periodo, el abogado realizó diversas operaciones en nombre de su cliente, que resultaron fallidas y supusieron un detrimento para la fortuna del empresario, que el fiscal y la acusación particular hacen oscilar entre 76 y 130 millones de pesetas.

La mayor parte de este dinero se gastó en un proyecto para crear una granja de pollos en la república exsoviética de Kazajistán, la creación de una fundación con el nombre del empresario y adquisiciones de inmuebles, de los que en la actualidad son titulares familiares de J.A.R. Muchos de los gastos corresponden a facturas abonadas a letrados o por deudas contraídas por el fallecido.

Inicialmente, el ministerio fiscal consideraba que el acusado podía haber falsificado las firmas de García en los documentos que autorizaban estos desembolsos, pero las pruebas periciales y los testimonios presentados en la vista confirmaron de forma palmaria que la letra correspondía a Pepito el Soguero.

Aunque varios testigos y un perito presentado por el abogado de la defensa, Leandro Ubieto, afirmaron que el empresario se encontraba lúcido en los últimos meses de su vida, el tribunal ha atendido las opiniones de los médicos que atendieron a García en aquella época y a un informe de una especialista de Medicina Interna del hospital Miguel Servet, que ratificaron que el anciano padecía demencia senil.

Fuentes próximas a la defensa señalaron ayer la posibilidad de que el fallo de la Audiencia de Zaragoza sea recurrido en casación ante el Tribunal Supremo.