Durante nueve años una menor vecina de Zaragoza mantuvo su silencio sobre los supuestos abusos y agresiones sexuales que sufría por parte de su padrastro. Lo hizo por miedo a romper la familia que había formado su madre con ese hombre con el que había tenido dos hijas más. Un día dijo basta, denunció ante la Policía Nacional y ayer el supuesto responsable de esos hechos se sentó en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Zaragoza. El informe psicológico de los forenses que daban toda la credibilidad a la víctima hizo que la Fiscalía solicitara una condena de 15 años de cárcel y otros ocho años de libertad vigilada con obligación de participar en programas formativos de educación sexual.

El procesado, Ferney B. M., aseguró que no era culpable de ningún delito, incluso afirmó que «se había portado bien» con la joven que ahora tiene 16 años. Achacó la denuncia a que le reprendió por descargarse la red social de Instagram porque no la veía adecuada para su educación «en un momento en el que no iba bien en los estudios».

La menor, que declaró detrás de un biombo y a la que el magistrado presidente del tribunal, José Ruiz Ramo, tuvo que animar para que no se derrumbara al recordar los hechos, explicó que su madre le había autorizado el uso de esa aplicación. «Él no quería que me socializara con chicos, me dejaba tener amigas, chicos no», apuntó.

Durante una larga declaración, la joven explicó que todo comenzó cuando tenía unos 6 años. En aquel entonces le realizaba tocamientos y hasta, según explicó, le obligó a masturbarle. Tras un periodo de cese, las agresiones volvieron cuando tenía 9 años. «Cuando mi madre se iba a trabajar, él se metía en mi cama y abusaba de mí», explicó la joven que denunció tocamientos y hasta sexo oral.

Relató también que Ferney B. M. cortó la relación que estaba iniciando con su padre, que vivía en Ecuador. «Me llegó a quitar la tarjeta del móvil para que no hablara con él», lamentó la menor, quien, a su vez, añadió que su progenitor «tampoco hizo nada por intentar recuperarme».

CREDIBILIDAD

Una declaración que para las psiquiatras y los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) goza de plena credibilidad. «No ha sido un relato aprendido ni inventado», llegaron a explicar cuatro especialistas diferentes. También resaltaron que es una adolescente «con personalidad equilibrada, nada conflictiva ni rencorosa», por lo que descartaron que la denuncia fuera «por la chiquillada» de no poder usar Instagram. Asimismo, aseveraron que sufre sintomatología postraumática porque se siente culpable y muestra vergüenza por lo ocurrido.

Los agentes de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) de la Policíarelataron que en el calabozo, sin estar presente un abogado, el acusado pidió perdón «por haber sido morboso».