«Las oportunidades del Inaem son limitadas»

Laura Radio, 24 años

Laura Radio es una joven educadora infantil de Zaragoza, de 24 años, que se encuentra, actualmente, estudiando la carrera de Psicología y que ha pasado por sectores como el de la hostelería y el comercio de alimentación, pero que ahora se encuentra sumergida en la ola de paro que ha provocado la crisis sanitaria del covid-19. «He estado trabajando en el sector de la hostelería en varios bares y restaurantes a épocas y la última vez fue en un supermercado con un contrato de un mes y cinco días», señala.

«Empecé con 17 años y desde mi propia experiencia nunca he tenido problema para encontrar trabajo. Eso sí, creo que hay sectores que son mucho más accesibles que otros», expresa Radio. Además, esta joven zaragozana también explica su experiencia con el Inaem, que no terminó siendo del todo fructífera: «He estado apuntada en el paro pero los cursos que ofrecen y las oportunidades de trabajo las veo escasas y bastante limitadas», asevera.

Por otro lado, Radio cree que la situación laboral para los jóvenes está complicada, y más aún, ocupar un puesto de trabajo para el que se haya estudiado: «Los jóvenes ahora lo vamos a tener muy complicado para acceder a un trabajo que nos apasione con un salario digno acorde a nuestro trabajo. Veo muy difícil dedicarme a la Psicología a corto plazo», añade.

«Ahora no te aseguran trabajo como antes de la pandemia»

Iván Palacio, 22 años

La cifra de parados aragoneses no ha dejado de aumentar desde que en marzo el coronavirus golpeara con fuerza el entramado económico que sostiene la comunidad. De hecho, hizo cambiar también ciertas opiniones sobre los contratos laborales de algunos de los trabajadores, como es el caso de Iván Palacio, un joven de Zaragoza: «Fue extraño porque era mi primer trabajo y se me acababa el contrato. Había terminado mis estudios y antes de la pandemia se hablaba de que iba a continuar trabajando a la finalización del contrato con uno nuevo», explica Palacio.

Aunque la realidad fue bien distinta, puesto que el covid condenó a este joven al grupo de población inactiva. Si bien trató por todos los medios recuperar su plaza laboral: «Estuve un mes sin encontrar trabajo, pasé por en una empresa de trabajo temporal (ETT) de cinco días y más tarde en un curso de formación con compromiso de contratación para una empresa», señala.

Pero lo que más ha llamado la atención de este joven zaragozano es el cambio en la intención de contratar, donde, evidentemente, antes existía mayor flexibilidad: «Sinceramente está jodido encontrar trabajo al igual que el tema de los contratos, no te aseguran algo como antes de la pandemia, es una pena. Hay mucho baile».

«El negocio era inviable y no me renovaron»

Laura Juan, de 22 años

Había que frenar la escalada de contagios, y desde el primer día se tomaron medidas restrictivas sobre las limitaciones en las reuniones sociales. Esto llevó a que centros como los parques infantiles permanecieran cerrados durante algún tiempo y algunos de sus empleados se quedaran sin empleo, como le ocurrió a Laura Juan.

Esta joven zaragozana y periodista de 22 años, trabajaba como animadora infantil en un «parque de bolas». Por aquel entonces bien, pero los peores presagios con la llegada del covid no tardarían en producirse: «Hasta la semana de antes de que nos confinaran yo trabajaba como animadora infantil . Desde los 19 años trabaja ahí compaginándolo con la carrera pero debido a las restricciones sanitarias era inviable celebrar cumpleaños de niños y niñas, por lo que ya no me renovaron el contrato después del verano», dice Juan. Y claro, debido a la situación, sus jefas se lo tuvieron que comunicar por teléfono móvil.

Después de quedarse sin esa fuente de ingresos, tuvo que recurrir al cuidado de menores entre los meses de agosto y septiembre, sin embargo, aquella experiencia fue puntual y tras la realización de unas prácticas remuneradas ese último mes, en septiembre, asegura que en estos momentos no tiene nada a lo que recurrir.

«Me hacían fijo dos días después del estado de alarma»

Jaime Matesanz, 20 años

El sector hostelero, sin duda, ha sido uno de los más afectados por la crisis. Muchos de ellos han tenido que recurrir a ertes, eres y otros al cierre. Jaime Matesanz, un joven de 20 años de Zaragoza, trabajaba en un restaurante en el que llevaba nueve meses, y el estado de alarma, no cayó precisamente como agua de mayo: «Estaba trabajando en un restaurante de Zaragoza y justo empezó todo lo del coronavirus. Me fastidió bastante porque me iban a hacer fijo dos días después de empezar el estado de alarma», sostiene.

Al principio agobiado por la situación, pero calmado más tarde con las ayudas del Estado: «No tenía aún el mínimo de trabajo para pedir el paro y tampoco podía optar al erte. Más adelante, el Gobierno propuso una ayuda a todos aquellos que se habían quedado sin trabajo por culpa de la pandemia, y ahí entraba yo, y menos mal», enfatiza.

«En junio volví a trabajar en otro sitio diferente, hasta que, claro está, volvieron a subir las restricciones y a los dos nuevos no nos renovaron el contrato por falta de trabajo en octubre», añade. Así que desde el mes de octubre se encuentra en el paro, buscando cursos y otras alternativas a un sector «muy perjudicado por las medidas del Gobierno que tardará en recuperarse», recalca Matesanz.