El honor conyugal, argumento de sainetes y tragedias, es un concepto muy arraigado en toda clase de culturas y especialmente en la latina. El adulterio, sobre todo si lo cometía la mujer, todavía estaba penalizado como delito en España en 1979 y se utilizaba como atenuante al juzgar casos de venganza conyugal. Precisamente, la denuncia presentada por un zaragozano contra su mujer para conseguir la custodia del hijo de ambos provocó una amplia respuesta social que llevó a despenalizar estas conductas. No obstante, la ofensa conyugal por adulterio y el derecho a restaurar el honor perdido sigue vigente en amplias capas de la sociedad.