La presencia del oso y del lobo en Aragón genera unos sobrecostes económicos que hay que compensar. Y a ello se comprometió ayer el consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón en la reunión que mantuvo con la corporación municipal de Montanuy y los ganaderos afectados por el último ataque de un plantígrado, ocurrido el pasado mes de junio en el valle de Castanesa, en la Comarca de la Ribagorza.

«No estamos hablando de pagar unos animales muertos, estamos hablando de pagar unos sobrecostes, sabiendo que hay algunos que son impagables. Y también de financiar al 100% medidas de protección como vallados eléctricos o la adquisición de (perros) mastines», indicó Joaquín Olona.

El encuentro tenía como objetivo analizar la situación y las líneas de actuación frente a la presencia del plantígrado. El consejero Olona comenzó la reunión con un anuncio, la publicación en el Boletín Oficial de Aragón (BOA) de la orden por la que se establecen las bases reguladoras, en base de mínimos, de las subvenciones para la adaptación de la ganadería extensiva a los retos medioambientales y a los desafíos socioterritoriales. Una convocatoria que se publicará en los próximos días.

Las subvenciones estarán dirigidas a los titulares de explotaciones ganaderas extensivas de ovino y caprino en las zonas de presencia del oso y el lobo, y tendrán como objetivo paliar los gastos derivados de estas situaciones de riesgo y las medidas de autoprotección.

6.000 EUROS AL AÑO // Entre ellas estaría la adquisicón de vallados fijos o portátiles para las reses, siempre que vayan acompañados de sistema de pastor eléctrico, los pastores eléctricos o la compra de perros de raza mastín puros o procedentes de cruces acreditados.

Las subvenciones podrán llegar al 100% del coste de actuación con un máximo de 6.000 euros por titular y año en su conjunto.

Además, como incentivo para mantener la actividad ganadera extensiva en estas zonas de riesgo también se establece una ayuda por explotación, que será de hasta 6 euros por cabeza, con un límite máximo subvencionable de 2.000 cabezas de más de un año de vida por explotación y un límite máximo de cien reses.

Desde el ayuntamiento aseguran que la ganadería y el turismo --dos actividades sobre las que inciden la presencia de estos carnívoros-- son la principal fuente de ingresos de los pueblso pirenaicos. La alcaldesa, Esther Cereza, reclamó que estas subvenciones no fueran ligadas a la PAC y que se dote de más personal e infraestructuras para controlar la prensencia de estos animales.

Asimismo, los ganaderos, también pidieron que se haga un control más exhaustivo de los osos y los lobos, mediante el sistema de GPS, para saber dónde están y sus movimientos.