Ninguno de los dos aplaudió a rabiar cuando acabó la primera sesión del debate sobre el estado de Zaragoza. Uno menos convencido que el otro, pero ni el presidente de la Unión Vecinal Cesaraugusta, Constancio Navarro, ni el de la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ), Manuel Arnal, parecían entusiasmados después de que el alcalde, Jorge Azcón, leyera su discurso. «Ha sido un discurso comedido y moderado. Echo en falta un plan», decía el primero. «Esa sensación que tenía Azcón de que se iba a comer Zaragoza cuando llegó a la alcaldía ya no está», remataba el segundo.

«Mira, mira, está hablando de Vox», comentaba Arnal al comienzo del discurso, cuando Azcón reconoció el apoyo del partido de la ultraderecha en su investidura. «Pues el otro día le segó la hierba con el tema de la reforma de Santa Engracia», proseguía el de la FABZ. «Y con razón», apuntaba Navarro. Ninguno de los dos presidentes de las dos federaciones vecinales de Zaragoza parecía convencido por la reforma exprés de esta plaza. Hay cuestiones más urgentes, creen ambos, y las fueron desgranado durante la hora larga que duró el discurso de Azcón. Tanto Arnal como Navarro siguieron la intervención del primer edil desde la redacción de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN.

La promoción de la movilidad y de la sostenibilidad fue uno de los puntos en los que ambos presidentes coincidieron. Hace falta «ya», opinan los dos, que se lleve a cabo la reordenación de las líneas del bus. Eso como primer paso para reinventar el sistema de transporte de la ciudad y hacerla más sostenible y más restrictiva para el vehículo privado. «Hay un problema con la movilidad sostenible y lo sabe», comenta Arnal, que después recuerda con sorna el famoso meme de Julio Iglesias con el «y lo sabes». «Para cambiar la movilidad no se pueden ir haciendo las cosas por partes, hay que reformarlo todo a la vez. Hay que hacer más verde la ciudad», añadía Navarro tras la broma.

En otro asunto en el que ambos presidentes coinciden es en el de la participación ciudadana, a la que Azcón también hizo referencia en su discurso. «No puede hablar de participación cuando hay concejales que no quieren hablar con nosotros», denunciaba Arnal, que lamentaba que en el año y medio que va de mandato no se ha hecho nada para mejorar los procesos de participación ciudadana, «que necesitaban una revisión profunda». Así mismo, Navarro, en referencia a este tema, lamentaba también que, en algunos procesos, como en el de la plaza Salamero, se les consulta pero no se les deja participar. «No se ha mejorado en nada la participación y haría falta», dice prudente Navarro, siempre con actitud propositiva. Mencionaba, por ejemplo, el consejo de ciudad, «un órgano que no funciona bien».

«Ahora habla de la deuda, es lógico para tratar de justificar su gestión», analizaba el presidente de la Unión Vecinal mientras el de la FABZ rellenaba con apuntes su libreta. «Sí, pero aquí diferimos», le espetaba Arnal a Navarro. «La deuda no es mala si el dinero ha servido para algo», defendía el primero. «El exceso de deuda nos impide acceder a ciertas vías de financiación», argumentaba el segundo.

A nivel general, sobre el debate, Navarro pide ahora que la oposición se dedique a proponer y no solo a entorpecer, «hay cosas en las que se pondrían de acuerdo si se quitan de encima el manto ideológico». Arnal, por su parte, era más tajante: «Azcón no solo es alcalde desde que comenzó la pandemia. Ni desde enero. Lleva un año y medio y el 2019 fue un año en blanco. El Azcón que llegó triunfal ha aterrizado en la gestión del día a día. Se trata de transformar la ciudad», concluía