La Guardia Civil ha detenido a dos personas en relación con el asunto del párroco de Borja, Florencio Garcés, que a fines del pasado año saltó al primer plano de la actualidad al ingresar en prisión por la supuesta apropiación indebida de 185.000 euros y la presunta comisión de un delito contra la libertad sexual en sus relaciones con una familia gitana apodada Zapato Veloz.

Aquellos hechos dieron lugar al arresto de cuatro personas que se encuentran en libertad provisional después de que la jueza del caso sobreseyera provisionalmente el delito sexual al no corroborar la denuncia Santiago Carbonell, la persona que presuntamente había sido víctima del mismo.

Ahora, en cambio, los detenidos son dos. Uno de ellos es un hombre residente en Pedrola y que es suegro de algún miembro de Zapato Veloz. Y el otro sospechoso es una mujer de Tarazona. El primero está acusado de propinar una paliza al cura, mientras que la segunda podría haberle enviado un documento, supuestamente de Hacienda, con el fin de intimidarle con fines ilícitos.

Ninguno de ellos había sido arrestado con anterioridad en relación con este caso y mañana se someterán a una rueda de reconocimiento en la que intervendrá el párroco de Borja, de 70 años.

"No entiendo muy bien a qué vienen estas dos detenciones, pues el caso está muerto", señaló ayer Sergio Pérez, que ha sido designado abogado por la mujer y se encarga ya de la defensa de los Zapato Veloz.

"El delito contra la libertad sexual se cayó cuando el supuesto perjudicado no ratificó la denuncia y, en cuanto al presunto delito patrimonial, no existe desde el momento en que el propio obispado de Tarazona manifestó que no ejercerá acciones penales porque no se considera perjudicado", añadió el letrado.

Mientras tanto, el párroco de Borja continúa apartado de sus funciones eclesiásticas hasta tanto no se resuelve el proceso penal abierto en Tarazona cuando fue imputado por un presunto delito contra la libertad sexual por una persona que dijo haber sido objeto de tocamientos a cambio de dinero.

Asimismo, se rumoreó que existían unas fotos comprometedoras del sacerdote en las que aparecía con mujeres semidesnudas. Pero esas instantáneas nunca han aparecido, por más que el denunciante multiplicó sus apariciones en los medios de comunicación insistiendo en un supuesto comportamiento anómalo del sacerdote en el plano sexual.