Tras 25 años de andadura, el Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE) se ha convertido en un referente en el ámbito de las energías renovables y la eficiencia energética. Ubicado en Zaragoza, y con delegaciones en Madrid, Barcelona y Bruselas, presume de ser uno de los centros de investigación más prestigiosos del país. El CIRCE, que cuenta con 155 trabajadores, celebra hoy su 25 aniversario en un acto en el World Trade Center. Su director general, Andrés Llombart, charló con este diario sobre el presente y el futuro del centro ubicado en el campus Río Ebro del barrio del Actur.

-¿Cómo ha logrado el CIRCE convertirse en un referente dentro de su sector?

-Con mucho trabajo, pero en este sentido es justo retrotraernos a los orígenes y destacar la figura de sus dos principales impulsores en 1993: Antonio Valero Capilla, que venía realizando trabajos de mejora de la eficiencia energética en la central térmica de Andorra, y Mariano Sanz Badía, que colaboraba entonces con ERZ (hoy Endesa) en subestaciones eléctricas, aunque también era especialista en electrónica de potencia, lo que sería clave para la participación del CIRCE unos años después en la revolución de las renovables. Ambos plantaron una muy buena semilla porque tenían claro que la relación con las empresas tenía que ser fluida para que todas las investigaciones estuvieran bien dirigidas.

-La irrupción de las energías renovables fue clave en su desarrollo.

-Fue muy importante porque cuando irrumpieron a finales de los 90 nosotros ya estábamos bien preparados para sumarnos a ese carro. También tuvimos la suerte de que Aragón es muy rica en recursos renovables y pronto se empezaron a instalar los primeros parques de España. El territorio fue parte del éxito. Entre el 2005 y el 2009 multiplicamos por cinco nuestra actividad fundamentalmente basada en ayudas y empresas nacionales. Desde ese último año, hemos realizado un fuerte proceso de internacionalización captando muchos fondos de Europa, lo que nos ha ayudado a superar la crisis y nos ha permitido crecer un 31%.

-¿En qué campos está trabajando actualmente el CIRCE?

-Dentro de la movilidad sostenible, estamos trabajando en cargadores de vehículos eléctricos. Así, estamos investigando en temas como la recarga inalámbrica por inducción o la minimización de los enchufes para abaratar los costes. Y luego, por ejemplo, en la parte de la eficiencia energética estamos trabajando mucho para empresas de sectores intensivos en energía, como el cemento, el vidrio o el papel, porque los ahorros que se pueden conseguir son más notables. En un proyecto europeo conseguimos que una fábrica se ahorrara un 25% de energía para la misma producción.

-¿En cuántos proyectos de I+D ha participado el CIRCE a lo largo de estos 25 años?

-Hemos ejecutado más de 1.500 proyectos, publicado más de 850 artículos científicos y colaboramos con 250 clientes activos.

-¿Cuáles son los principales objetivos a corto plazo?

-El principal objetivo es aumentar el volumen de transferencia de resultados. Ahora nuestros ingresos por investigación en ayudas públicas están en torno al 60% y el resto es ingreso privado. Eso significa que de cada un euro y medio que obtenemos para mejorar ideas, un euro está yendo a mercado. Es un ratio que aún nos parece bajo. En un primer momento esperamos conseguir la paridad y el reto es que por cada euro que consigamos de programas de ayudas públicas seamos capaces de transferir a la sociedad el equivalente a dos euros.

-¿Cómo han logrado esa fuerte expansión internacional?

-Sobre todo por apostar por conseguir fondos en lo que es la Champions League de los proyectos de investigación: el programa Horizonte 2020, que se lanza desde la Unión Europea con dotación de los Estados miembros. En él, la Comisión analiza los principales problemas de los distintos sectores y lanza convocatorias públicas para mejorar diferentes ámbitos de actuación. En el 2009 apostamos fuerte por participar en esos programas, tuvimos un gran éxito y actualmente en España ocupamos el puesto 14 o 15 de los centros que más fondos consiguen en Europa. Allí no están solo los centros de investigación, también las universidades y las grandes empresas que tienen inversiones en I+D.

-Samca es patrono del CIRCE. ¿Qué futuro puede tener el carbón en la comunidad tras el cierre de la térmica de Andorra?

-No usar carbón para temas energéticos es una política que viene marcada desde Bruselas, aunque hay que tener en cuenta que los usos del carbón son varios y que pueden seguir investigándose. Se puede usar para la fabricación de fertilizantes -Samca y Fertinagro ya están trabajando en un proyecto-, se ha utilizado en algunos países para hacer combustible para aviación y en Europa también se han lanzado usos alternativos para sectores químicos. Lo que hay que hacer es investigar y tratar de conseguir usos del carbón que económicamente sean viables y sostenibles. De esa manera se podrían afincar industrias de tratamiento del carbón y tendría sentido seguir explotando al menos parte de las minas que hay en la zona.