«Si se puede hacer la trampa se hace en este país», manifestó ayer un estudiante universitario tras enterarse de la gran estafa en las recargas de las tarjetas ciudadanas y del autobús. Y es que, la estafa lleva circulando entre el campus universitario y los institutos, al menos, desde Pilares e incluso antes de las vacaciones de verano. «Es un chollo si lo tienes», enunció un chico que aseguró haber visto en el tranvía cómo se aprovechaban del fraude.

Para algunos era una novedad y un asombro que se pudieran hackear las tarjetas, y para otros era una forma de hacer negocio, ya que se llevaban entre 10 y 20 euros de beneficio por abonar 50. Por ello, el objetivo de estos hackers era conseguir a más personas. Muchas de ellas, según aseguraron varios estudiantes cuyos amigos les habían ofrecido este servicio, se comunicaban por WhatsApp y redes sociales. «Hace una semana una amiga se enteró por Instagram y me ofreció que me la recargara porque por menos dinero tenía más viajes», contó la joven.

«Un compañero de clase me explicó el funcionamiento por WhatsApp, pero no lo llegué a hacer porque ya tenía el bono», expresó la estudiante que se enteró del sistema este pasado martes, quien afirmó que «si no hubiera tenido el bono sí que lo hubiera hecho».

Una estudiante de instituto de la ciudad llegó a considerar como una «supermentira» que solo afectara a los tres centenares anunciados ayer. De hecho, la joven relató que en su centro académico, y solo en primero de Bachillerato, habían accedido a este fraude hasta 150 alumnos.

Sin embargo, esta aplicación puede dar error en las tarjetas bus a la hora de validar el trayecto. «A mi amigo le pillaron algo raro en la tarjeta urbana, aunque no le dijeron nada», apuntó otro ciudadano.

Por otra parte, la noticia provocó desconcierto entre varios estudiantes, debido a que son muchos los que utilizan a diaria el transporte público y pagan por hacer uso del servicio. «Me parece mal que haya gente que haga esto porque las cosas no se pagan solas», añadió una joven.

«No es justo que el resto de los ciudadanos tengamos que pagar y a algunos les salga gratis», opinó otra indignada. Sin embargo, varios estudiantes aseguraron que si se hubieran enterado antes hubiesen recargado la tarjeta con este sistema. «Yo si me lo ofrecen acepto porque uso mucho el tranvía», articuló una universitaria de primero de carrera.

«Las recargas no se la hacían a cualquiera. A mí me dieron 50 viajes gratis porque lo hizo un amigo», reveló un estudiante de Educación Secundaria, quién aseguró haber picado 20 veces con la tarjeta Ciudadana en el tranvía por «hacer la gracia con los colegas».

Los jóvenes involucrados sabían el funcionamiento de las recargas, aunque ellos mismos preferían dar la tarjeta y que se las llenaran de viajes.