POR

ADRIANA OLIVEROS

Si a vuesa merced le place que una inauguración narre... Pues eso, que aquí va la del día, con juglares, sones medievales y un ambiente de abadía. Fue en el nuevo Canterbury Tavern, el tercero de Zaragoza, que recala frente al Auditorio. Con cerveza rica-rica, decoración de aúpa y metros de barra para emborrachar a un regimiento. Ahí estaba el máximo responsable de este Canterbury, Jaime Naval, que presumió de local e invitados, entre los que estuvieron el zaragocista Luis Carlos Cuartero, el director deportivo de su equipo, Miguel Pardeza, el empresario de moda Alejandro, el presidente del Grupo Rébola (el de Panishop), Antonio Rébola... Le gustaron a la concurrencia los fragmentos de los Cuentos de Canterbury escritos en inglés antiguo de las paredes, el im-presionante techo, la salida de emergencia que era un mapa y los baños de diseño con grifo tipo manantial sobre roca (sólo para listos). Todo obra de las decoradoras Marisa Llera y Mar Fanlo, de Artemagistra. Cada uno buscó su corrillo. El expresidente de Disminuidos Físicos, Eduardo Hernaz, le puso buena nota a la accesibilidad. El doctor Casado, jefe de Urgencias del Servet, estuvo con su amigo y exsenador José Ignacio Senao, elegido presi de los exdiputados, según dijo el ex de lo mismo Pascual Marco. Ahí llegó Machín, el de El Foro, y Arturo Gastón, director de la revista Horeca. Los actores Oscar Hornero y César Talavera hacían gamberradas juglares. Cuando la sala aún esperaba a Arcega y Milito, y desembarcaron a la par el pintor Steve Gibson y el fotógrafo Antonio Ceruelo. No hubo rubia sin compañía. Ni pinta sin afición. Rodó y rodó la cerveza. Y, por larga y espumosa, la fiesta fue fiestón.