El fiscal ha pedido esta mañana en la Audiencia de Zaragoza ocho años de cárcel para M. L., a quien acusa de agredir sexualmente en un descampado a una mujer de 44 años a la que conoció en un after-hours

Según el ministerio público, el imputado llevó a la denunciante a una zona deshabitada de la localidad de María de Huerva, en torno a mediodía, y allí la forzó a practicarle una felación. Tras mantener relaciones, la dejó, al parecer, abandonada y se marchó en su automóvil a Borja. Un joven que paseaba a un perro la auxilió y, sobre las dos de la tarde, la llevó a su casa, adonde un familiar pasó a recogerla.

El ministerio público, que indica que el acusado arrojó el móvil de la mujer al descampado, solicita que se le imponga una condena de ocho años por los delitos de agresión sexual y conducir careciendo de carnet tras la retirada por sentencia judicial.

Su abogada defensora, Carmen Esteban Gran, pide la libre absolución en el caso de la agresión sexual por considerar que la relación se produjo «de mutuo acuerdo». En cuanto al delito contra la seguridad vial por conducir sin carnet señala que debía aplicarse la atenuante de confesión.

El acusado ha negado tajantemente que las cosas sucedieran de esa forma y asegura que, tras intimar con ella en el local de hostelería, fueron a su coche, donde ella le besó, acarició y tocó los genitales mientras conducía hacia las afueras. «Subió al coche voluntariamente y le pedí que hiciéramos sexo oral porque no llevaba condones», afirma el acusado.

"Me dejó allí tirada"

«Solo recuerdo de ese día que salí sola y entré en el local y que desperté en un coche que circulaba por un descampado», ha declarado la denunciante, que subraya que el hombre la sacó violentamente del coche y que, al no poder penetrarla en el asiento trasero, la obligó a hacer una felación en el exterior y eyaculó en su cara. Después, ella misma le pidió el móvil a M. L. con el fin de hacer una llamada perdida y localizar así su teléfono, que estaba en algún lugar del descampado. Aunque lo oyeron sonar, no pudieron encontrarlo.

«Me dejó allí tirada, descalza y sin el móvil», ha manifestado ante el tribunal, la Sección Sexta. Por otra parte, reconoce que «probablemente» esa noche bebió «mucho» y niega que previamente a la supuesta agresión ella le hubiera acariciado.

«La vi aturdida y olía bastante a alcohol», ha declarado el joven que se encontró casualmente con la denunciante en las cercanías de María de Huerva. «Llevaba ropa de salir de noche, estaba despeinada y se notaba que no había dormido», ha añadido.

Las psicólogas que examinaron a la mujer señalan que se trata de una persona con una biografía normal, una vida laboral estable y «sin un consumo llamativo de alcohol», limitado este a los fines de semana en la cantidad de seis unidades.

Asimismo indican que la denunciante posee una «personalidad fuerte y responsable», con confianza en sí misma, y que es «cumplidora y ordenada». Además afirman que carece de antecedentes por problemas psicológicos y psiquiátricos. Informan de que toma ansiolíticos y de que posee «rasgos narcisistas».

Los forenses señalan que al ser examinada horas después del hecho llevaba 1,68 gramos de alcohol por litro de sangre, sin poder precisar la tasa anterior, durante la supuesta agresión. En este sentido, agregan que la tasa citada es insuficiente para producir amnesia y que no se hallaron muestras de droga ni en la sangre ni en la orina. Por otro lado, expertos de Criminalística de la Policía confirman que había semen en los pantis de la mujer.

El juicio se ha celebrado en medio de grandes medidas de seguridad contra el coronavirus, con uso obligatorio de mascarillas, respeto de la distancia de seguridad y la colocación de un protector de plástico distinto en el micrófono cada vez que subía al estrado un testigo.