Los Bomberos de Zaragoza necesitaron emplearse ayer a fondo para apagar el incendio que se declaró, por efecto del fuerte calor reinante, en una pajera situada a las afueras de la ciudad, en el camino de Monzalbarba.

El fuego empezó sobre las nueve de la mañana y no quedó totalmente extinguido hasta pasadas las seis de la tarde. La dificultad no estribaba en la voracidad de las llamas, sino en que era necesario proceder a apagar el fuego paca por paca, para asegurarse de que los rescoldos no volvían a reavivar el incendio.

«Se han empleado en torno a 250.000 litros de agua», señaló un portavoz del servicio local antiincendios. Los dos vehículos tipo nodriza enviados al siniestro debieron efectuar 10 0 12 viajes cada uno de ellos para recargar las cisternas y volver al lugar del fuego, situado en las inmediaciones del antiguo Parque Deportivo Ebro, no muy lejos de la Ronda Norte.

«Ha sido un caso de autocombustión, digamos que la pajera ha ardido por sí sola, por la autocombustión espontánea que ha podido producir la mezcla de lluvia y calor que estamos teniendo estos días», añadió la misma fuente.

No fue el único suceso en el que tuvieron que intervenir los Bomberos de Zaragoza a lo largo de la jornada de ayer. Sobre las tres de la madrugada acudieron a la calle Gascón y Guimbao, cerca del pabellón Príncipe Felipe, donde ardió un coche estacionado en la calle, por causas que se desconocen. El vehículo fue retirado poco después por una grúa.

Además, poco antes de las ocho y media de la mañana tuvieron que desplazarse a la calle Río Cinca, en la margen izquierda del Ebro, donde las llamas habían destruido una motocicleta y un contenedor situado al lado. En este caso, al igual que en el anterior, tampoco se conoce la causa del fuego, que será objeto de un atestado.