La Oficina de Naciones Unidas para la Década del Agua que se instaló en Zaragoza, en el edificio de la Casa Soláns, afronta su último año con la incertidumbre de si tendrá continuidad cuando finalice su cometido en el 2015. Es una decisión que, según declaró ayer su directora, Josefina Maeztu, depende de un acuerdo entre la ONU y el Gobierno central, pero que nadie, ni siquiera el ayuntamiento o la DGA, que colaboran en su financiación, puede confirmar que vaya a garantizar su permanencia. Por la visibilidad de su actividad, desapercibida para muchos ciudadanos, no parece que vaya a tenerla.

Mientras, para este último año ya hay actos programados en los que volver a ser sede de una cita internacional. Sobre todo la conferencia que del 15 al 17 de enero reunirá en Zaragoza a más de 300 expertos para debatir sobre las herramientas para implementar la agenda sobre el agua y el desarrollo sostenible después del 2015. Participantes llegados de agencias y programas de Naciones Unidas, representantes empresariales, organizaciones gubernamentales y oenegés.

Buscarán abordar las necesidades en cuanto a "financiación, tecnologías, de buen gobierno y desarrollo de capacidades para conseguir que los países logren mejorar la situación del agua", declaró Maeztu, quien destacó que va "más allá de los servicios básicos que han sido importantes para eliminar la pobreza". Esta conferencia se unirá a una exposición que se organizará en la sede de la ONU en Nueva York como ejes centrales del último año del decenio.

Maestu presentó la memoria de actividades de los años 2012 y 2013, y en ella destacó que estas conferencias anuales se han convertido en "un hito", ya que de ellas se extrae la agenda de trabajo en el campo del agua y el saneamiento. En este sentido sobresalió la de Río+20, en el 2012, y la del Año Internacional para la Cooperación del 2013.