La crisis del coronavirus va a sacudir los cimientos de varias generaciones en Aragón. Sin duda, una de las más afectadas será la que ya sufrió en sus propias carnes los envites de la crisis financiera entre el 2009 y el 2015. Esos jóvenes (algunos ya no tanto) que van de los 29 a los 39 años y que apenas saben lo que es trabajar en un mercado laboral saludable. La recesión del 2008 ya arrasó las ilusiones y los proyectos de vida de muchos de ellos. Ahora, cuando parecía que algunos comenzaban a sacar la cabeza, el tsunami económico que va a generar la pandemia se los puede volver a llevar por delante. Ante este incierto panorama, conmemorar el Día del Trabajo parece casi una broma de mal gusto. De hecho, hace mucho que el Primero de Mayo dejó de tener el carácter festivo de los años en que la comunidad acariciaba el denominado paro técnico.

«Hay toda una generación que solo ha vivido la precariedad, sobre todo la salarial porque la inestabilidad y la temporalidad es algo que ya afecta a casi todos los grupos de edad», indica la secretaria de Juventud de UGT Aragón, Sonia Montoro. Sin duda, la recesión del 2008 provocó una devaluación de los sueldos que muchos jóvenes han seguido arrastrando a lo largo de todos estos años. No en vano, muchos estudios aseguran que el salario con el que se accede al mercado laboral determina en muchas ocasiones las retribuciones futuras.

Según un reciente estudio de CCOO Aragón, el sueldo medio de los asalariados menores de 30 años en la comunidad no alcanza los 11.000 euros y en la franja hasta 35 años las subidas no son excesivamente notables.

Que los salarios arrojen unas cifras tan bajas en las estadísticas se debe en gran parte a la expansión del contrato a tiempo parcial y de la alta temporalidad que sufren los jóvenes, lo que genera una gran incertidumbre e impide planificar proyectos de vida. «Se habla mucho de que tardan cada vez más en emanciparse, pero es que tampoco pueden; y esta nueva crisis seguro que hace que algunos tengan que volver a casa de sus padres», lamenta la secretaria de Juventud de CCOO Aragón, Elena Pérez.

A lo largo del 2018 tan solo el 20,4% de los menores de 30 años de la comunidad pudo independizarse, según el citado informe. Esta inestabilidad laboral también explica por ejemplo que el número de aragonesas que tienen su primer hijo a los 40 años se haya triplicado en la última década.

Los sindicatos temen que la crisis económica que va a generar la pandemia se cebe de nuevo entre los más jóvenes. «Los que están en paro o van a acabar su formación lo van a tener muy difícil para encontrar un empleo porque las contrataciones se han frenado y costará que se reactiven», subraya el responsable de juventud de OSTA, Sergio Ezquerra. Por no hablar de los que han sido despedidos por culpa de esta crisis, que se ha llevado por delante miles de contratos temporales en Aragón. De hecho, entre febrero y marzo el paro registrado subió un 16% entre los jóvenes de entre 25 y 29 años. Actualmente hay 69.000 desempleados en la comunidad y, de ellos, 24.000 tienen entre 20 y 34 años.

El porcentaje es elevado, pero fue mucho más alto allá por el 2010, cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) alertaba del riesgo de una «generación perdida». «Ahora pasará algo parecido y muchos tendrán que ser rescatados por sus propias familias», apunta Montoro.

Los afectados por un ERTE serán algunos de ellos, sobre todo teniendo en cuenta los retrasos que está habiendo en el cobro de la prestación. «Si antes les costaba llegar a fin de mes ahora será casi misión imposible, y más teniendo en cuenta el precio de los alquileres», comenta Pérez. En efecto, el problema de la vivienda les golpea de lleno debido a las exigencias de los bancos a la hora de conceder una hipoteca o el encarecimiento de los alquileres.

El hecho de ser una de las generaciones más preparadas y mejor formadas tampoco ha impedido que caigan en esa inestabilidad. Tal y como indica Montoro, más de 17.000 parados aragoneses son jóvenes que tienen estudios universitarios. «Muchos nunca llegan a trabajar de lo suyo, aunque los es que están formados suelen tener más estabilidad», reconoce.

Todo ello ha provocado que cada vez más jóvenes decidan emigrar en busca de oportunidades laborales. Según CCOO, 10.600 aragoneses de menos de 34 años residen fuera, una cifra que desde el 2010 ha crecido un 88%.