La calidad del agua en los municipios aragoneses se enfrenta al desafío de la contaminación difusa por nitratos asociada a los purines que genera la ganadería porcina, el sector más pujante de la economía en la comunidad. Por el momento no se han establecido planes concretos, pero las mediciones del departamento de Salud y de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) hace tiempo que reflejan la necesidad de actuar para proteger acuíferos antes de que sea demasiado tarde.

Con motivo de la celebración del Día Internacional del Agua, el clúster aragonés para promover el uso eficiente de este recurso, Zinnae, convocó a todos los actores implicados a un debate para analizar la situación autonómica en un contexto «de cambio climático y de demanda creciente». Al problema de la dispersión de purines por el territorio se suma, además, que muchos pueblos no se pueden enfrentar a una situación por la falta de recursos asociada a la despoblación.

El comisario adjunto de la CHE, Javier San Román, reconoció que en la gestión de las aguas subterráneas no es está haciendo «todo los que se puede» y alertó de que el eje del Ebro, el valle del Jalónl el entorno de Gallocanta, la comarca del Jiloca y el Somontano de Huesca están afrontando un problema «muy serio» por la contaminación con nitratos, sobre todo porque la normativa que regula estos vertidos se ha quedado desfasada.

La concentración de estas partículas en el canal de Ballobar se ha calculado en la últimas semanas en 15 miligramos por litro, una cifra que ya se considera «bastante alta», aunque en momentos puntuales se han llegado a documentar hasta 40 miligramos por litro. «La gente se pregunta últimamente por qué crece tanto la vegetación en los ríos, y esta puede ser una respuesta», precisó San Román.

Otros puntos de la comunidad que requieren una atención urgente son la laguna de Gallocanta, en la que la contaminación por purines siempre está en el límite de los 50 miligramos por litro. «O hacemos algo pronto o nos vamos a cargar todos los acuíferos», alertó.

Otro foco de alerta también está asociado al sector agrario, aunque en su vertiente más industrial. La contaminación por la presencia de fitosanitarisos en las aguas que se vierten a los ríos es un motivo de alarma en momentos puntuales en el entorno de Fraga o en Monzón, en este último caso por la presencia de mercurio y otros metales pesados. Por contra, en el río Gállego a la altura de Sabiñánigo la progresión es positiva.

CABAÑA DE CERDOS

La cabaña de cerdos en Aragón supera los 40 millones de ejemplares y el problema de los purines será un asunto clave en los próximos años. En estos momentos los ganaderos optan por eliminar los residuos repartiéndolo como abono, algo que supone saturar las tierras más cercanas a las granjas con el consiguiente riesgo de contaminación difusa.

La responsable del servicio de seguridad alimentaria y salud ambiental de la dirección general de Salud Pública del Gobierno de Aragón, María Ángeles Roca, precisó que a pesar de alarmas puntuales la situación todavía no supone un riesgo directo para los aragoneses. «En términos globales estamos mejor que en el 2007, pues las inspecciones nos han dado un 96,4% de informes positivos frente a los 93,9% de hace diez años», indicó.

Desde el punto de vista del agua potable que sale por los grifos de los municipios el mayor foco de riesgo también son los nitratos asociados a la contaminación difusa por purines. «Ya no solo los encontramos en el agua de los ríos, pues se han dado casos en los abastecimientos para el consumo», señaló.

En la comunidad, según el último informe de salud pública publicado, con datos del 2017, se han detectado 32 zonas con problemas e incumplimientos, algo que supone el 4,1% del total. Los nuevos datos actualizados se conocerán en mayo.