La vida universitaria ha llegado a Zaragoza y el entorno del campus de la plaza San Francisco lo está notando. Pero las ganas de reencontrarse con los compañeros y de conocer a los nuevos ya está pasando factura. En el colegio mayor Pedro Cerbuna, que está dentro del recinto de la universidad, ya hay 60 colegiales confinados y seis casos positivos de covid después de dos semanas de clase, según algunas fuentes de la residencia. Y si bien los hay que le quitan hierro al asunto, dado que la cifra de contagiados no es muy alta, están también los que alertan de que la residencia acogió fiestas de jóvenes en las que no se respetaban las medidas de seguridad indicadas por las autoridades sanitarias. Desde la Universidad de Zaragoza no confirman el número de estudiantes aislados en el colegio, pero admiten que la cifra es elevada.

La primera semana fue la peor, la del 14 de septiembre, cuando los estudiantes empezaron las clases. Entonces se produjeron reuniones dentro de algunas habitaciones, según relatan algunos residentes, en las que no se respetaban las distancias sociales y en las que se consumía alcohol. La gente tampoco llevaba mascarillas en los cuartos, a pesar de que su uso es obligatorio dentro de las instalaciones. Las fiestas también están vetadas, así como las visitas, pero algunos jóvenes reconocen que sí que consiguieron burlar estas normas. En su momento, además, llegaron a expulsar a seis residentes por estas prácticas, aunque ya habrían sido readmitidos en el centro, según las fuentes consultadas. Esta segunda semana, sin embargo, después de detectar los primeros casos de coronavirus, la situación se ha normalizado. Las fiestas han desaparecido y la calma ha vuelto a los pasillos del Pedro Cerbuna.

Respuesta «rápida»

Ahora, las personas que permanecen confinadas disponen de unos baños para ellos mismos que deben desinfectar después de cada uso y la comida se les sirve en la habitación. Desde la dirección del colegio mayor no han querido responder a las preguntas de este diario, pero sí lo ha hecho la Universidad de Zaragoza. Explican que los protocolos para confinar a los alumnos los marca Salud Pública y que no existe una norma común para todos. Se estudia cada uno de los casos y se valora si se debe aislar a esa persona y si debe pasar el confinamiento en la residencia.

Muchas de las personas aisladas se han confinado también de manera preventiva y desde la universidad aseguran que los alumnos están actuando con responsabilidad, dado que se han ofrecido ellos mismos a guardar la cuarentena aunque no haya habido contacto directo con positivos. «Creo que están teniendo bastante cuidado, porque hay bastante gente guardando cuarentena a pesar de que no hay muchos positivos. Además les están haciendo bastante rápido las PCR, en dos días ya se lo hicieron», explicaba ayer una joven del segundo curso de Matemáticas.

Asimismo, otra chica de primero de Filosofía, residente en el Pedro Cerbuna, aseguraba que en la actualidad se están cumpliendo las normas de seguridad en el centro. «Todos llevamos mascarilla y la gente está respetando bastante las normas. Luego, fuera de la residencia, ya cada uno hace lo que considera», decía. Y es que, además del colegio mayor, la calle Pedro Cerbuna, que une la plaza Emperador Carlos V con la calle Corona de Aragón, es uno de los epicentros de la vida universitaria.

«Lo estamos notando muchísimo. No sabemos por qué, pero nosotros estamos trabajando más que ningún septiembre», aseguraba la camarera de uno de los bares de esta calle. Dentro del establecimiento, asume, es más fácil controlar que todo el mundo cumpla con las normas, pero fuera se hace más complicado. «La mascarilla solo te la puedes quitar cada vez que das un trago. Eso tenemos que estar diciéndolo todo el rato», explica. Eso sí, asegura que cumplen con todas las normas marcadas por sanidad. «Es mejor ganar menos dinero y que no te cierren el bar. Pero por la calle se ve mucha gente pasar», zanjaba.

«Las mascarillas nos las ponemos corriendo cuando viene la Policía»

Conforme se acerca el fin de semana la imagen se repite desde que comenzó septiembre. Decenas de jóvenes se amontonan en las terrazas de la calle Pedro Cerbuna, en Zaragoza, la zona de bares más próxima al campus de la Universidad de Zaragoza de la plaza San Francisco. «Hay veces que da miedo. Hay muy poco espacio en esta calle porque las aceras son estrechas pero la gente, aunque no haya sitio en las terrazas, se queda. Y en muchas mesas la gente está sin mascarilla y fumando», aseguraba una estudiante de primero de Filosofía. Otra compañera le respondía: «A ver, es que lo hacemos todos. Yo con mi familia tengo mucho cuidado, cuando me junto con mis padres, pero aquí entre amigos no se respetan las normas. Las mascarillas nos las ponemos corriendo cuando viene la Policía», explicaba. En las mesas muchos jóvenes llevan sus mascarillas en el codo y la restricción de no fumar a menos de dos metros del resto no se respeta en muchos casos, a pesar de las advertencias de los hosteleros. En la actualidad los aforos de la hostelería están restringidos al 75% en el interior, mientras que las terrazas pueden estar al 100%. Los agentes de la Policía Local son habituales en la zona. «Pasan todo el rato, eso es verdad, pero en la calle es complicado controlar lo que pasa. La gente sale del bar y se queda en la puerta y si se juntan con otro grupo ya está el problema montado», explicaba la camarera de una cafetería.