--En los últimos años asistimos a un incremento de los episodios de vandalismo en las ciudades. ¿Qué hace que se produzcan este tipo de comportamientos?

--El vandalismo no es nuevo. Existe en todas las sociedades y en todas las épocas. Quizás en la actualidad abunde más o quizás resulten menos asumibles. La diferencia entre las sociedades antiguas o primitivas y las modernas en relación al vandalismo y a la violencia en general es que en aquellas se sabía convivir con ello y en las nuestras no. El orden social moderno, construido en torno al monopolio de la violencia por parte del Estado, ha convertido la violencia no sometida a monopolio no solo en algo ilegal sino inmoral e incívico. Estas ideas no estaban tan asentadas en otras sociedades. El blanqueo y purificación de la existencia que ha construido el orden moderno, al que le resultan repulsivas muchas conductas de esta clase, no existía en otras sociedades

--¿Se produce la imitación, como sucede con otros sucesos?

--Sí, como todos los fenómenos que tienden a ser masivos, la imitación es un mecanismo de propagación. Sucede con la moda, la opinión pública y, por supuesto, la violencia. Esto no descalifica al fenómeno pues, como digo, es típico de otros fenómenos masivos.

--¿Podemos diferenciar entre los actos causados los fines de semana vinculados al ocio juvenil, y los que se llegan a producir en algunas ocasiones en manifestaciones de protesta? En el caso de los vándalos que actúan en su tiempo de ocio ¿cree que hay menos percepción entre los jóvenes de la afección que pueden causar sus actos? ¿Están más influenciados, como en ocasiones se dice, por la violencia en el cine y en la televisión o por los videojuegos?

--Sí que conviene distinguir las violencias festivas y las políticas, aunque las segundas muchas veces están más conectadas de lo que parece con las primeras y atraen a sus practicantes precisamente por eso. También es cierto que esta violencia la practican fundamentalmente los jóvenes. Pero siempre ha sido y siempre ha recibido la misma respuesta en nuestra sociedad. Los jóvenes no están del todo incluidos en la sociedad ni han internalizado sus normas y valores, a diferencia de lo que ocurre con los adultos. En general, mucho comportamiento y disidencia de los jóvenes es visto como peligroso y la sociedad ha decidido, primero investigarlo y luego protegerse y proteger a los propios jóvenes de ellos mismos. Desde las drogas a internet, pasando por las tribus urbanas, ha pasado eso.

--¿La crisis, la imposibilidad de acceder al mercado de trabajo provoca frustración y enfado hasta el punto de recurrir a estos comportamientos?

--Antes no había crisis y también ocurría. La situación actual ha dificultado más todavía la inserción del joven en la sociedad y hace que su actividad excesiva dure más tiempo, tenga mejores condiciones estructurales para manifestarse y sea más intensa. Tanto en términos creativos como destructivos. Pero no hay que entender este y otros asuntos juveniles en términos de respuesta a cierto estímulo (en este caso la crisis) pues antes también existían. Por otro lado, hay que interrogar esa mirada de las instituciones que toleran cada vez menos estas actuaciones en un contexto en el que son ellas las violentas con los jóvenes, pues forman parte de una generación que se ha decidido sacrificar. Esa mirada institucional requeriría más análisis.

--Se registran también más casos de comportamientos violentos contra padres, los delitos se ejercen con más violencia- ¿Sería esta también la causa?

--En mi opinión esas violencias contra los padres muestran el desgaste de una institución que está en decadencia desde la Revolución Francesa y que se se caracteriza, en este caso concreto, por haber perdido su carácter autoritario, en otro tiempo representado por la figura paterna, pero que hoy estaba en declive. La violencia de los hijos contra los padres es sólo una de las manifestaciones, ciertamente patológica, de la crisis de la familia por su flanco autoritario.

--En algunos círculos se justifica la violencia para conseguir unos determinados objetivos, como ocurrió con la protesta en el barrio de Gamonal, en Burgos...

--La violencia siempre ha sido un recurso político. Que lo prohíba el estado es lógico pues entiende que la única violencia legítima es la suya. El problema es que aparezca entre las gentes. A menudo lo hace porque los mecanismos de institucionalización del conflicto han fallado y, por lo tanto, el malestar, el enfado, la rabia no encuentran otro modo de manifestarse. Si a esto añadimos que la producción de malestar es ya muy alta y que la credibilidad de las instituciones muy baja, está claro que violencia irremediablemente aparecerá. Lo sorprendente es que esta violencia (pre)política no sea más abundante. Eso llegará a ocurrir a medida que se las explosiones de rabia aumenten y se propaguen por contagio. Tal como está la sociedad española en la actualidad, cuando eso ocurra (si tal cosa llega a suceder) la situación será temible. No conviene olvidar que los grandes estallidos han surgido siempre así, en irrupciones puntuales de violencia que luego se han propagado con las epidemias. A ello suele ayudar mucho la represión policial.